lunes, 11 de octubre de 2021

EL PUENTE SALOMÓN. UNA OBRA DE INGENIERÍA INDUSTRIAL BRITÁNICA EN EL FERROCARRIL MINERO

Todo el que llega hasta este alejado paraje para poder visitar el extraordinario Puente Salomón, situado en el mismo corazón del ferrocarril minero, entre los términos de Niebla y Paterna del Campo, puede comprobar la hazaña tecnológica de la ingeniería británica, símbolo de modernidad y vanguardismo. El Puente de Salomón no deja indiferente a nadie.

El Puente Salomón. Al fondo el Túnel 

Pero este puente no fue el original que se diseñó para la construcción del ferrocarril en 1875. El día 1 de enero de 1888,(el Año de los Tiros) tan solo 13 años después de su construcción, una fuerte avenida de agua destruyó el Puente Salomón. Se había llevado lloviendo intensamente durante los meses de noviembre y diciembre de 1887. Una gran riada de agua provocó la destrucción de los puentes Salomón y Manantiales el primer día del año de los tiros. En ese mismo año se reconstruyeron dos nuevos puentes, que son los que actualmente conocemos.


El Puente Manantiales.

Con la venta de las Minas de Rio Tinto en 1873 se comenzó la construcción del ferrocarril para transportar el mineral desde Riotinto hasta el muelle embarcadero en Huelva. El ferrocarril estaba trazado por el margen del Río Tinto hasta llegar a Huelva. Se empezó a construir el 11 de junio de 1873, sólo 6 semanas después del registro de la compañía y en tan solo 25 meses, en julio de 1875, estaba terminado, que se levantaron los 84 km de vías, se construyeron 8 puentes, 5 túneles y 12 estaciones con la anchura inglesa de 1,067 m (vía estrecha). El proyecto fue del ingeniero George Barclay Bruce y se inició por cinco puntos simultáneos. 

George Barclay Bruce

Los 8 puentes son: Puente sobre la ribera de Nicoba, Puente sobre el arroyo Candón, Puente de Niebla, el más largo de ellos con 140 metros, Puente de Corumber, Puente de ManantialesPuente Salomón, Puente del Manzano y Puente Cachán.

Para la construcción de los 5 túneles se prepararon hornos in situ en los que se cocieron los ladrillos que habrían de servir de muros de contención. Los 5 túneles son: Túnel Chico (desaparecido), Túnel Salomón, el más extenso con 142 metros, Túnel del Manzano (115 m.), Túnel Mansegoso (120 m.) y Túnel el Peral (139 m.).


Vista aérea del curso del Río Tinto

La máxima dificultad para la construcción del ferrocarril se presentó en el km 51 que obligaba por el río a describir un meandro de más de 2,2 kilómetros de longitud y para evitar ese recorrido se construyó un puente de 55 metros de longitud para pasar a la otra orilla del río y un túnel de 142 metros, llamados Puente Salomón y Túnel Salomón.

Estos nombres se reciben del hebreo Rey Salomón que a la vez da su nombre al conocido Cerro Salomón de las Reales Minas de Cobre de Rio-Tinto y que según cuenta la leyenda, su hija Salomea estableció su campamento en una pequeña meseta cercana a las minas, donde el agua era abundante y saludable, creando un asentamiento que fue el origen del actual pueblo de la comarca minera de Zalamea la Real.

En el año 1887, los meses de noviembre y diciembre fueron meses muy lluviosos, muy por encima de lo normal. Según los registros del pluviómetro de Riotinto, en noviembre de 1887 se recogieron 241 litros y en diciembre 238 litros de lluvia por metro cuadrado.

La altura del agua sobrepasó 1,60 m el nivel de los raíles en la Estación de Las Cañas, 5 km antes, río arriba, del Puente Salomón. En la fachada principal de dicha estación existía un rótulo que marcaba la altura que ese día alcanzaron las aguas.

Estación de Las Cañas 

Según cálculos recogidos por José R. Manzano Barrero a través del estudio del caudal que posiblemente presentó el Río Tinto en el día en que ocurrieron los hechos, como:

    *    la superficie de la cuenca del río en la estación de Las Cañas: 449,6 km2

    *    cantidad de agua caída durante los días anteriores al suceso

    *    velocidad del agua, según la zona de montañas de mediana altura: 4,12 m/seg

    *    sección del río: 492 m2

    *    caudal del río: 2.027 m3/seg

Con estos datos, estima que ese día pudieron pasar por la Estación de Las Cañas, inicios de esta cuenca del río, un total de 10,8 Hm3 de agua de lluvia.

Se desconocen los planos de trabajos de George Barclay Bruce para construir el original Puente Salomón en 1875, pero por las fotografías que existen posteriores a la gran riada de 1888, podemos llegar a la conclusión que el primitivo Puente Salomón era muy parecido al actual Puente del Manzano. Un puente formado por tres tramos de vigas de hierro de 55 metros de longitud y con dos pilares de apoyos. De hecho el actual Puente del Manzano tiene 54 metros de longitud con dos pilares.

El antiguo Puente Salomón estaría formado por vigas laterales de celosía de 1,30 m. de altura, sostenido por dos pilares de mampostería. Sobre esta viga cajón y apoyada en largueros de madera discurría la vía férrea. Una barandilla de tubos protegía a las personas que transitaban por el mismo.



Simulación del antiguo Puente Salomón antes de la destrucción el 1 de enero de 1888 

La alta pluviometría hizo que la fuerza de la corriente del agua fuera tan intensa que rompió el puente, derribando los dos pilares de apoyo y fragmentando el puente en tres pedazos. Posiblemente, como causa principal de tal destrozo, fuera una gran retención de agua en los dos pilares que los sustentaba, provocada por una gran acumulación de troncos de árboles y maleza arrastrada por la corriente. En los periódicos de los días siguientes se publicó la noticia que los vecinos de San Juan del Puerto se acercaban al río para recoger la leña y árboles que había depositado en las orillas tras la disminución del nivel de agua.

El trozo del puente que está más al norte y más cercano a Riotinto, se quedó apoyado por un lado en el estribo y unido a la vía original y por el otro lado apoyado en el lecho del río. En el centro del río quedaron destruidos los dos pilares centrales que lo sostenían.


Trozo del lado norte anclado al estribo 


Trozo del lado norte. A la izquierda entrada al túnel y en el lecho del río los dos pilares

El trozo del lado sur, más cercano al túnel, fue llevado aguas abajo, quedando depositado en la margen derecha del río, a una distancia de unos 70 metros.



A la izquierda trozo del lado sur. A la derecha de la imagen, semioculto tras las rocas, el trozo central 

El tercer trozo del puente, el trozo central, fue depositado aguas abajo, en el margen izquierdo del río, sobre una pequeña estructura de peñascos arrastrados por las aguas, frente al anterior trozo y también a una distancia de unos 70 metros de su sitio original.

El Puente Manantiales quedó como queda en la imagen de más abajo, arrastrado unos 100 metros aguas abajo.

Puente Manantiales arrastrado por la riada


La Reconstrucción                                             

Una vez destrozado el puente y analizado los daños, se comenzó la reconstrucción rápidamente ese mismo año de 1888. La reconstrucción fue realizada por el ingeniero inglés Thomas Gibson, quién entre 1875 y 1876, dirigiera a pie de obra la construcción del muelle embarcadero de Huelva. La catástrofe de los puentes de ferrocarril de Río Tinto supuso un importante revés para la ingeniería ferroviaria inglesa, la más destacada del mundo en esa época, por lo que fue subsanado con esta reconstrucción en la que se utilizaron los mejores conocimientos y la tecnología más avanzada del momento.

Muelle embarcadero de mineral de la RTCL, en la ría del Odiel, Huelva 

Cuando se proyectó la reconstrucción no se colocó ningún pilar en medio, ampliando además en unos 13 metros el estribo norte para dar mayor luz al puente, evitando así la influencia de posibles futuras obstrucciones por materiales arrastrados por la corriente, quedando por tanto, una estructura total de 68 metros, apoyada únicamente en los dos estribos de las riberas. Realmente una gran obra de ingeniería industrial.




Este puente, según José R. Manzano Barrero, fue una construcción muy avanzada para su época.  Estaba fijado en el estribo sur (cercano al túnel) y asentado en el estribo norte sobre unos rodamientos que permitían que, al dilatarse la estructura metálica con el calor o encogerse con el frío, se deslizase sobre sus apoyos, sin sufrir daños secundarios a estos cambios climáticos. Algunas de sus vigas y tirantes estaban construidos con doble lámina de acero para dar mayor solidez con el menor peso posible.


Reconstrucción del nuevo Puente Salomón en 1888

En la imagen anterior observamos la construcción del actual Puente Salomón en el que se ha construido una vía paralela para no parar los envíos de mineral a Huelva, ni retrasar las adquisiciones de material, carbón, madera, recibidas del puerto de Huelva. En ella vemos como un tren de mercancías sale del Túnel Salomón para empezar a circular por esta nueva vía provisional.


Nuevo Puente Salomón sin pilar central

El Puente Salomón ya construido y en perfecto estado de circulación, por donde, en época seca de verano, circula un tren cargado de material procedente de Huelva con destino a Riotinto.



Puente Salomón recién construido 


Postal de 1904. Puente Salomón 


El Puente actual                                               

Después de 43 años de uso de esta nueva construcción, el deterioro por el paso del tiempo y la adquisición por parte de la RIO TINTO COMPANY LIMITED de nueva maquinaria, mejor y más pesada, obligó a la compañía a realizar en 1932 una nueva reparación y remodelación del Puente Salomón.

En 1928 se adquirieron dos locomotoras tipo Garratts a la firma Beyer Peacock, la 145 y la 146, las cuales podían remolcar hasta 50 vagones de tipo M –que tenían 30 toneladas de capacidad-. Tenían tal fuerza, que entre la locomotora y el primer vagón se instalaba una plataforma vacía para aligerar su peso al paso por los puentes. Podían transportar más de 2.100 toneladas, incluido su peso. El tren de la fotografía de abajo medía mas de 400 metros de longitud.




                    Locomotora nº 145-Garratts- a su paso por la estación de Berrocal con 50 vagones tipo M de 30 tn. Décadas de los 30. Fuente Blog La Factoría

En 1931 comenzó la remodelación, construyéndose debajo del puente un armazón de madera como refuerzo y evitar así la interrupción del tráfico ferroviario. Como observamos en la imagen de abajo, se construyó un pequeño dique en el margen derecho del río, dejando una zona seca en el margen izquierdo para poder trabajar mejor en la estructura de madera, instalándose una caseta de obras para los trabajos.


Remodelación del Puente Salomón 

En la reconstrucción, terminada en 1932, fue creado un gran pilar central de hormigón como obra nueva, el cual le aumentaba la resistencia del puente al paso de las máquinas de mayor tonelaje y de los vagones cargados de mineral. Un pilar central construido en diagonal al puente y en el mismo sentido que la corriente del río, para ofrecer menor resistencia al agua.

También se reforzó la estructura metálica con unos pequeños refuerzos horizontales para evitar la curvatura de las vigas cercanas al pilar central.


Pilar central del puente. Foto Rafael Pernil 


Las maderas utilizadas tuvieron un coste de 750 libras, siendo el coste total de la obra de 6.800 libras.

El actual Puente Salomón es un puente clásico de doble viga de acero, de cajón en celosía, por dentro de la cual discurre el ferrocarril, con 5,4 m. de anchura y 6,5 de altura y una longitud de 68 metros.




Consta de dos tramos iguales apoyados en los extremos y en un macizo central colocado en diagonal en el sentido a la dirección de la corriente del Río Tinto. Tenía un pasamanos formado por un robusto tubo de hierro, de unos 7 cm de diámetro, que daba seguridad a los peatones, hoy desaparecido, como otros tantos tramos del puente y trozos de vía del trazado ferroviario, producto del saqueo y destrozos provocados por desaprensivos.




La imagen del majestuoso e imponente PUENTE SALOMÓN es el símbolo por excelencia del ferrocarril minero, considerado como una de las maravillas de la vía ferroviaria Rio Tinto - Huelva. Una gran obra de Ingeniería Industrial Británica. Un puente que tenemos que conservar para que las próximas generaciones puedan conocer el tesoro histórico, impresionando por su gran tamaño y belleza, como recuerdo del esplendor que tuvo la industria minera y el ferrocarril minero en especial, en la provincia de Huelva.

BIBLIOGRAFÍA                                                                   

-   https://dialogosenlacallesanz.blogspot.com/

-  Manzano Barrero, José R. – LOS PUENTES DEL FERROCARRIL DE RIO TINTO Y LA RIADA DE 1888

-   González Vilches, Miguel – “Historia de la arquitectura inglesa en Huelva” – Universidad de Sevilla y Diputación Provincial de Huelva – 2000

-  Romero Macías, Emilio – “Los ferrocarriles en la provincia de Huelva. Un recorrido por el pasado”. Universidad de Huelva-Asociación Amigos del ferrocarril "Cuenca Minera de Riotinto"- 2001


- García Mateo, José Luis - "Ferrocarril minero de Riotinto. Material Móvil" - Junta Andalucía - Asociación Amigos del ferrocarril "Cuenca Minera de Riotinto"- 1998


 José María D. Barba- Fotografía

lunes, 6 de septiembre de 2021

EL INCENDIO DEL POZO ALICIA EN 1913 Y EL EXTRAÑO CASO DE LA LÁPIDA HALLADA EN ZALAMEA

El 1 de noviembre de 1913 se descubrió un intenso fuego en el séptimo piso del Pozo Alicia en las Minas de Riotinto. Como diría el famoso Director General de la Rio Tinto Company Limited Walter Browning “…la catástrofe más espantosa que jamás ocurriera en la historia de las minas”. En este siniestro perdieron la vida 7 personas. Una de ellas fue el inglés John Gilbert. Su lápida ha estado olvidada durante 100 años en el patio de una vivienda de Zalamea la Real.

 

Castillete del Pozo Alicia - finales del S.XIX


El POZO ALICIA era el principal acceso a la Masa de San Dionisio, el filón de mayor laboreo en 1913. Se trabajaba en labores subterráneas de contramina de pilares y galerías, era el más oriental e importante del yacimiento minero de Rio Tinto ya que conectaba todas las labores del interior de dicha masa, tenía 35 pisos con una profundidad de 450 metros.

Los ingenieros ingleses que llegaron a las minas de Riotinto en 1873 homenajeaban a la reina Victoria I de Inglaterra (1837-1901) por su ejemplaridad y admiración, poniéndoles nombres de la familia real a las instalaciones mineras. El Pozo Victoria, fue llamado así por la reina Victoria y su primer descendiente la princesa Victoria. El título del célebre libro de David Avery “Nunca en el cumpleaños de la reina Victoria” hace referencia a que el día de su nacimiento, el 24 de mayo, los trenes de pasajeros de las RTCL dejaban de funcionar, como festejo por la celebración de su cumpleaños.


Reina Victoria 1856 

El famoso Pozo Alfredo se nombró así en honor al cuarto hijo de la reina, muerto en 1900 y el Pozo Guillermo lo recibe de Guillermo IV, tío paterno de la reina, del que heredó el título monárquico.

El POZO ALICIA toma su nombre de Alicia del Reino Unido, muerta en 1878, gran Duquesa de Hesse-Darmstadt. Se llamaba Alicia Matilde María, fue madre de la emperatriz rusa Alejandra Fiódorovna y bisabuela de Felipe de Edimburgo, Duque de Edimburgo, recientemente fallecido y esposo que fuera de la actual reina de Inglaterra Isabel II.


Princesa Alicia 1861 

Antes de la llegada de los ingleses, los pozos mineros recibían nombres claramente españoles, como San Gabriel, San Carlos, Lepanto, Santa Ana, Ánimas, Brujaluna, Santa Bárbara etc.


La Huelga                                                                   

Retomando el asunto, el año de 1913 fue un año muy convulso en las Minas de Riotinto. Se sucedieron muchas huelgas, incluso huelgas generales, se creó el Sindicato Minero (1913-1917), visitaron las minas la Comisión del Instituto de Reformas Sociales para estudiar las condiciones de trabajo de los mineros y ocurrió el desastre del POZO ALICIA.

El primer conato de huelga se produce durante los primeros días del mes de abril de 1913. La compañía tenía más de 15.000 trabajadores, de los cuales 3.000 aproximadamente formaban parte del tejido ferroviario de Huelva. Fueron a la huelga 8 obreros del muelle de la compañía, denominados “toraleros”, que eran los encargados de descargar las planchas de cobre fundido de 140 kg. para su embarque.

Muelle de la RTCL en Huelva 


Por solidaridad secundaron la huelga los obreros encargados de la descarga de minerales y de carbón y se presentaron a la recién creada Federación Nacional de Ferroviarios en la sección de Huelva, encabezada por Francisco Bascuñana.


Eladio Fernández Egocheaga 

En abril de 1913 aparece por la cuenca minera Eladio Fernández Egocheaga, como delegado del Comité Nacional de Ferroviarios Españoles. Con una brillante oratoria, en septiembre es nombrado delegado de las secciones del recién creado Sindicato Minero de Río Tinto, llegándose a afiliar en sus primeras semanas de constitución unos 14.000 obreros, incluso tenderos y comerciantes de Nerva y convirtiéndose Egocheaga en el líder de los obreros durante el periodo más intenso de las huelgas, sirviendo como inspiración de Concha Espina para su novela "El Metal de los Muertos", escrita en 1920.



Pero desde la dirección de la compañía, personalizado en el Director General Mr. Browning se oponían a las actuaciones sindicales, ejerciendo todas y cuantas maniobras estuviera en su manos para la erradicación de toda organización sindical, dirigiendo la persecución ideológica de los representantes de los obreros y sobre todo de Egocheaga, al cual le llamaba la chinche, por lo molesto que fue para los intereses de la empresa. Después aparecería un periódico satírico y burlesco, editado en Sevilla por el mismo Egocheaga, llamado precisamente “La Chinche” para atacar, con un tono humorístico y frases ingeniosas, al propio Browning.


Ejemplar de "La Chinche" dedicado al alcalde de Nerva Tomás Vázquez, al que apodaban T.V. o Troncho Verde (Félix Lunar en "A cielo abierto") 

El 15 de abril de 1913 se había producido una huelga parcial en el departamento de Filón Norte y esto arrastró a 3.000 obreros más. Tras diversas negociaciones cesa la huelga volviendo al trabajo el personal del puerto y talleres de Huelva y los de las minas, pero quedando despedidos los taraleros y otros 300 obreros más, los cuales recurrieron al Gobernador Civil de la provincia que les recomendó la espera de la Comisión del Instituto de Reformas Sociales. Esta Comisión llegó a Huelva el 14 de mayo de 1913 para estudiar las condiciones de trabajo de los mineros, comprobar el estado de las explotaciones, fábricas, hospital y casas de los obreros. Este estudio se publicó en un libro editado por la Imprenta Sucesora de M. Minuesa de los Ríos de Madrid.



Como consecuencia de esta primera movilización y de la visita de la Comisión se inició una ronda de propuestas y peticiones por parte de los trabajadores y dada la intransigencia de Browning en las negociaciones se empezaron a producir una serie de sabotajes contra las instalaciones mineras, incendios, levantamiento de las vías de ferrocarril etc. Todo esto desembocaría con la aprobación de una Huelga General en las Minas de Riotinto y sus dependencias de Huelva el 15 de octubre, autorizada por parte de 13.023 trabajadores a favor, frente a 17 en contra.


El Incendio                                                           

La versión que nos llega sobre el suceso está basada en los hechos narrados por Robert Palmer, ingeniero jefe de las minas, publicados por David Avery y después por Pedro Real Valdés.

El INCENDIO DEL POZO ALICIA se descubrió en la madrugada del sábado 1 de noviembre de 1913, en el piso del séptimo nivel. Tres capataces británicos descendieron para investigar los daños, informando de la virulencia del fuego. Una vez en el exterior la jaula se desplomó rápidamente al fondo del pozo arrastrando las llamas consigo.


A la derecha, Castillete del Pozo Alicia - finales del S.XIX

A la mañana siguiente, debido a un fallo en las bombas de desagüe subterráneas, había tal acumulación de agua en el pozo que se frustraron los intentos de enviar a más hombres para el rescate.

Al día siguiente, dos capataces británicos, John Gilbert y Edwin Wilson y dos españoles, Lucas Millán, bombeador y Luis Márquez, supervisor, intentaron bajar por el Pozo Victoria, que parecía estar sin humo.  A este grupo se le unió Robert Sach, jefe de Corta y George H. Wilson, capataz jefe, que habían penetrado en la mina a través de unas galerías desde la Corta Atalaya.

A la luz de las antorchas, los 6 mineros se abrieron paso hacia abajo, piso a piso, hasta llegar al vigésimo nivel, donde descubrieron que el cable del timbre, utilizado para enviar señales a los encargados de la jaula en la superficie, estaba roto.

John Gilbert regresó con la jaula al exterior para informar al ingeniero jefe de las minas, Robert Palmer, sobre las investigaciones realizadas, volviendo a bajar con unos electricistas para reparar el cable. A la vuelta al pozo, sus compañeros habían decidido bajar hasta el piso vigésimo séptimo. Uno de los electricistas regresó a la superficie e informó a Palmer que los seis hombres se dirigían a un plano aún más abajo que era donde se concentraba al máximo el venenoso monóxido de carbono; George H. Wilson dudaba en bajar al nivel donde bramaba el fuego, pero Sach, que le parecía desvariaba un poco a causa del gas, insistía en ello. Se supone que tan pronto los perdió de vista, se metieron en una capa de monóxido de carbono cayendo al suelo. Los hombres debieron de morir sobre las 13:20 horas.


"Sindicalismo minero. La huelga de 1913 en Rio Tinto" - Juan Manuel Pérez López 

Robert Palmer, preocupado por la situación, intentó encontrar otro camino hacia abajo para localizar al primer grupo desaparecido a través del Pozo Guillermo que estaba libre de humos. Cuatro británicos, entre ellos el ingeniero Frederik Drewet, y un español se prestaron voluntarios para intentar de nuevo el rescate descendiendo al piso vigésimo sexto del Pozo Guillermo, pero se encontraron atrapados por los mortíferos gases que había acumulado. A las seis y media de la tarde regresaron todos a la superficie, pero uno de ellos, Frederik Drewet, fue izado sin vida.

Lawrence Hill, componente de un tercer grupo que descendió para su ayuda, dio con los cuerpos sin vida de Edwin Wilson, Robert Sach y George H. Wilson, pero al intentar regresar al pozo de nuevo Walter Browning se lo impidió.

A la mañana siguiente del día 4 de noviembre pudieron proseguir la búsqueda de los desaparecidos, debido a que el nivel de monóxido de carbono había descendido. Primero enviaron a pájaros enjaulados y luego, en la rampa entre los pisos vigésimo tercero y vigésimo sexto, vieron a la luz de las antorchas, los cadáveres de John Gilbert, Lucas Millán y Luis Márquez. Habían perdido la vida 7 personas, 5 ingleses y 2 españoles.


Ingleses fallecidos

La investigación abierta después, demostró sorprendentemente que los ventiladores para llevar aire limpio a los mineros habían funcionado perfectamente durante los 4 días del suceso y con ello jugando un papel decisivo en la tragedia, ya que avivaba aún más el fuego y se llevaba el humo hacia los tajos de trabajo. Si se hubieran parado, el mismo pozo Alicia hubiera servido de chimenea para conducir al exterior el monóxido de carbono procedente del mineral ardiendo y de la madera de entibación humeante.

Nunca se demostró la autoría de los hechos. 5 años después del suceso, en 1918, Walter Browning envió una carta a su representante en Madrid, José Valero Hervás, para que intercediera ante Francisco Bascuñana, representante en Huelva de la  Federación de Ferroviarios, en la que solicitaba información sobre un tal Antonio Mediavilla Peláez, incluso ofreciendo recompensa por las averiguaciones realizadas.

Aunque las investigaciones iniciadas por Browning no tuvieron resultados, sí hay un detalle que posteriormente con el tiempo escribe Felix Lunar en 1956 en su libro autobiográfico “A cielo Abierto”. Lo narra así:

"Una noche se me presentan dos compañeros en la oficina. José Carabante y Antonio Mediavilla. Venían a consultarme si sería conveniente quemar el pozo Alicia, que era la obra más importante de la mina /... / A la mañana siguiente el Pozo Alicia le tostaba las barbas a San Pedro”.

 

Félix Lunar 

Continuando con los ingleses fallecidos, a los dos primeros Frederik Drewet y Edwin Wilson se autoriza para que se les dé sepultura en Huelva, en el cementerio inglés, alegando su confesión protestante. Browning ordenó que se trasladase a través de un tren especial hasta Huelva, transportando los ataúdes cubiertos con la bandera británica. Su paso por las calles de la capital onubense fue presenciado respetuosamente por numeroso público y en la calle Vázquez López le hicieron entrega de un ramo de flores. La misa la ofició el Capellán de la RTCL en Bella Vista, Reverendo John Jameson.

Los otros dos ingleses, Robert Sach y George H. Wilson, debido a su avanzado estado, se les enterraron en el cementerio inglés de Bellavista en Riotinto; mientras que a John Gilbert, Lucas Millán y Luis Márquez, de confesión católica, se le enterraron en el cementerio municipal de Riotinto, cercano al hospital de el Alto de la Mesa, conocido como “Cuarto de las Papas”, hoy desaparecido.

Condecoraciones                                               

Durante los tres días que duraron las labores de salvamento habían intervenido 34 hombres (21 ingleses y 13 españoles, de los cuales 3 de ellos eran contratistas, entre los que se encontraba Sabás Domínguez). El 29 de enero de 1914 todos ellos recibieron una condecoración por su heroico valor en un solemne acto que tuvo lugar en el Club Inglés de Riotinto.


Contratistas de la RTCL - principios S.XX 

Según el diario “La Provincia” de Huelva, el reconocimiento consistía en la imposición de una medalla de oro regalada por el Consejo de Administración de la Compañía. En el anverso de la medalla llevaba grabado del sello y el nombre de THE RIO TINTO COMPANY LTD LONDON y en el reverso el nombre del interesado con la siguiente inscripción, en inglés:

 


"PARA CONMEMORAR LA VALIENTE HAZAÑA. MINA SAN DIONISIO 3 NOV 1913"

La entrega de medallas se hizo por riguroso orden alfabético, sin distinguir ingleses de españoles, ingenieros de obreros, ni empleados de contratistas. El Director de las minas, Walter Browning, iba leyendo los nombres de cada uno de los condecorados y al subir al estrado el Presidente de la Compañía, Charles W. Fielding, hacía entrega de las medallas acompañada de un fuerte apretón de manos, como premio al valor y a la abnegación.

 

La Lápida                                                                       

Uno de los mineros fallecidos en el Pozo Alicia era Lucas Millán, que se encargaba de las tareas de bombear agua al exterior de la mina. Era natural de Zalamea la Real y bisabuelo de los zalameños Manuel y José Millán.

Otro de los fallecidos fue John Gilbert natural de la región minera de Redruth, Inglaterra, murió con 52 años. 


John Gilbert

Pertenecía a una de las familias inglesas más antiguas de Riotinto. Vivía en una de las casas de San Dionisio, muy cerca del Pozo Alicia; no tenía vivienda en Bellavista porque no era ingeniero, pero formaba parte del Staff de la compañía. Vivía junto a su esposa Ana Wert Librero, natural de Zalamea la Real. Tenían un hijo que se llamaba Juan Gilbert Wert el cual estaba casado, pero no se le conoce descendencia.

Cuando en 1913 John Gilbert muere, su viuda y su hijo no se quedan en la casa de la compañía, ya que la filosofía que tenían los ingleses era ofrecer una vivienda para sus obreros, de tal forma que si morían o dejaban de trabajar, su vivienda era ofrecida a otra familia; por tanto, su viuda y su hijo regresan a la que fuera la residencia de su familia, una vivienda en Zalamea la Real, tal como aparece inscrito en el padrón municipal de Zalamea de 1914.


 Lápida de John Gilbert

Años más tarde, en 1923, fallece Ana Wert y sus restos se inhuman en el actual cementerio de Zalamea la Real, en un panteón familiar. Por decisión de la familia, los restos del que fuera su esposo y héroe del pozo Alicia, John Gilbert, junto a su hijo que había fallecido años antes, son trasladados desde el cementerio de Riotinto hasta al panteón de Zalamea para que descansen junto a su esposa y madre.

La lápida de la sepultura del inglés también es enviada desde el cementerio donde estaba enterrado en Riotinto hasta la vivienda de la residencia familiar de Zalamea, instalándose en el amplio patio, apoyada en la pared, en memoria de su persona. La lápida, realizada en granito blanco lleva grabado los datos del suceso; está enarbolada con una preciosa cruz celta con un labrado trenzado y sostenida toda ella por un macizo pedestal de tres niveles.

Su inscripción dice así:




 Lápida de John Gilbert


 

En el año 1932 el prestigioso doctor de la Rio Tinto Company Limited, Enrique Villadeamigo, es trasladado de destino por la RTCL desde donde ejerce como médico en La Dehesa y Atalaya para practicar la profesión de la medicina en Zalamea la Real y Traslasierra, y adquiere la casa como vivienda en Zalamea a la saga familiar de Ana Wert.


Enrique Villadeamigo

Esta casa sería la residencia del médico por varias décadas más, encontrándose la lápida en el patio de la casa donde la dejó su familia años atrás, conservándola y manteniéndola en el mismo lugar donde quedó, apoyada en una antigua pared de piedra, que le da un aspecto más melancólico, si cabe.


Detalle de la cruz celta con un labrado trenzado 


En 1967 la vivienda es transferida de nuevo y el doctor Villadeamigo la vende a una familia de Zalamea la Real. 
Desde ese momento y hasta la actualidad, después de casi 100 años, la lápida de John Gilbert  ha permanecido en el mismo sitio, apoyada en el muro de viejas piedras con verdín del amplio patio de esta casa, en un excelente estado de conservación, en el mismo lugar que su familia y el resto de los propietarios del inmueble, después de cuatro generaciones, quisieron que permaneciera esa placa en honor por la heroica labor y por la que perdió su vida John Gilbert en las Minas de Rio Tinto, durante el Desastre del Pozo Alicia en la madrugada del lunes 3 de noviembre del año de 1913.

BIBLIOGRAFÍA                                                                      

-     https://dialogosenlacallesanz.blogspot.com/

-     Pedro Real Valdés – DESASTRE DEL POZO ALICIA, 80 AÑOS DESPUÉS – Diputación de Huelva 1995

-     José Manuel Gómez Fernández – EL POZO DE RIOTINTO – Editorial Onuba 2019

-     Juan Manuel Pérez López – SINDICALISMO MINERO - LA HUELGA DE 1913 EN RIO TINTO – ADR Cuenca Minera de Riotinto 2007

-     Archivo Histórico de Zalamea la Real

-    Félix Lunar  - A CIELO ABIERTO - DE RÍO TINTO A NORTEAMÉRICA - Imprenta Manuel León Sánchez, México 1956

-  Juan Saldaña Manzanas – MEDICOS Y HOMBRES – DEPARTAMENTO MÉDICO DE LA RIO TINTO COMPANY 1873-1948 Colegio Oficial de Médicos de Huelva 2004

- Wikipedia


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