domingo, 17 de diciembre de 2023

DE CÓMO LA RIO TINTO COMPANY LTD DEFRAUDÓ A LA HACIENDA PÚBLICA EN 1928

Las autoridades españolas confiaban plenamente en la compañía británica, pero un empleado de la empresa minera denunció el fraude fiscal producido en los envíos de mineral que hacía la compañía desde el muelle embarcadero de Huelva hasta los puertos ingleses.


Vapor Don Hugo durante la carga de Cáscara de Cobre en el muelle de Huelva en 1903 

El Impuesto de Exportación se calculaba según la riqueza del mineral determinada por el análisis de las piritas, y como era difícil de definir con precisión, los empleados de la Compañía habían acordado con los funcionarios locales de Aduanas de Huelva estimar el contenido de cobre.

 

El periódico La Libertad, editado en Madrid el 29 de mayo de 1928 publicaba el siguiente artículo enviado por el Gobierno de Primo de Rivera:

Hace unas semanas se presentó ante la Dirección General de Aduanas, por escrito, con prolija documentación y en forma legal, una denuncia contra la Compañía de Riotinto a la que se imputa importante defraudación en el pago de los derechos de exportación correspondientes a las piritas de cobre que embarcó durante los años de 1922 a 1925.


La denuncia ante Aduanas fue interpuesta por Harry Pilkington, de 51 años de edad, empleado de la compañía desde 1912. Harry ocupaba el puesto de administrativo en el Departamento de Embarques, pero unas desavenencias con su jefe, relacionadas con su ascenso, hizo que presentara su dimisión 7 años más tarde después de entrar en la empresa, en 1919; incluso llegó a solicitar aumentos de sueldo al mismo Presidente de la Compañía, A. Geddes. Se marchó a trabajar a Gibraltar, pero en junio de 1921 es contratado de nuevo por la Rio Tinto Company Ltd en la Oficina Comercial de Huelva, siendo su centro de trabajo el antiguo Hotel Colón, oficinas centrales de la RTCL.

Jardines del interior de la Casa Colón, oficinas centrales de la RTCL

Tras fallecer su esposa, el Sr. Pilkington presenta y se le acepta de nuevo su dimisión en 1927 y en marzo de 1928 se le concede una pensión.

El martes 3 de abril de 1928 fue presentada ante la Dirección General de Aduanas perteneciente al Ministerio de Hacienda, del gobierno de Primo de Rivera, una denuncia por supuestos errores en los análisis de mineral que la propia Compañía de Riotinto practicaba para fijar la ley de las piritas exportadas, en función de la cual se calculaba la tarifa vigente que tenía que pagar por los derechos de exportación, declarando, por tanto, una menor ley en la riqueza de mineral de cobre con el fin de evitar el pago del impuesto aduanero.


Actual edificio de Aduanas en Huelva 

Varios días más tarde empiezan a circular rumores sobre la denuncia interpuesta y el representante de la compañía en Madrid, el capitán Ulick Burh Charles, pudo comprobar que la persona denunciante había sustraído de las oficinas de la compañía y entregado a las autoridades españolas, unos 600 documentos donde figuraban hasta 700 cargamentos aduaneros, detallándose los nombres de los buques de carga, las cantidades de los envíos de mineral y las tasas aduaneras aplicadas a cada uno de ellos, estimándose el importe del fraude en un montante de unos 7 millones de pesetas. 


Capitán Ulick Burh Charles

Ulick B. Charles llegó a visitar hasta dos veces al Ministro de Hacienda, el economista, José Calvo Sotelo para llegar a un acuerdo de manera oficiosa, pero el ministro se negó y decidió seguir por la vía legal.

José Calvo Sotelo

El 14 de mayo de 1928 el Consejo de Administración de la compañía recibe la notificación de la denuncia por parte del gobierno español. Así que el presidente de la RTCL, Sir Aukland Geddes, que ocupaba ese cargo desde 1925, inicia una investigación para aclarar los hechos denunciados que se remontaban desde 1922 hasta 1927.

Sir Aukland Geddes era un personaje con mucho poder. Fue profesor de medicina en varias universidades de Escocia, Irlanda y Canadá. En 1914 durante la primera guerra mundial pasó al ejército y en 1917 el gobierno británico lo nombró Ministro de Comercio. En 1924 era embajador en Washington y la familia Rothschild, que eran los principales accionistas de la RTCL desde 1899, le propuso incorporarse al consejo de administración de la compañía, formado tan solo por 5 miembros. En la primavera de 1925 el que era presidente de la RTCL Alfred Milner muere, por lo que Geddes fue nombrado de inmediato presidente de la compañía minera más poderosa del mundo, pasando a ser el quinto presidente de la historia, cuando llevaba tan solo un año en el Consejo de Administración.

Sir Aukland Geddes

Rio Tinto al igual que otras compañías mineras mantuvo un fuerte combate con el estado para minimizar su alta contribución de impuestos ya que el anterior Ministro de Hacienda, Francisco Cambó, que había acuñado la frase de Gibraltar Económico para referirse a Rio Tinto, aprobó en 1922 un arancel que multiplicaba por diez las tasas de exportación de los productos de la Compañía. Las enérgicas medidas empleadas por la RTCL fueron la negociación para convencer al mismo gobierno de gravar de manera desorbitada las exportaciones de mineral o acudir directamente al fraude fiscal declarando cantidades falsas en las exportaciones, como es el caso de este artículo.

Según el investigador Alfredo Moreno Bolaños, en un interesante estudio realizado sobre este asunto, la explicación que ofreció la compañía sobre la diferencia de tasas pagadas en el periodo inspeccionado por Hacienda, fue que en el primer periodo 1922-1925 con respecto al segundo periodo 1925-1927, era debida a la mezcla de mineral que había que hacer por la baja ley del mineral de la explotación de Corta Lago, que oscilaba entre el 0,90 % y el 1,12% de ley de cobre, pagando entre 1925-1927 más del doble que las tasas pagadas en el periodo anterior.

 

Como se observa en la tabla facilitada por Moreno Bolaños, la diferencia de las tasas pagadas por tonelada varía de 0,80 pts/tm en el primer periodo, hasta 1,73 pts/tm en el segundo periodo, el cual se consideraba como correcto:



Una de las pruebas que presentaba el denunciante Harry Pilkington ante la Dirección General de Aduanas, era la correspondiente al embarque realizado por el barco ITHAKO con destino a Rotterdam, que transportaba una carga de 6.642 toneladas de piritas y una riqueza declarada en cobre entre 1% y 1,49%. A través de las actuaciones pertinentes realizadas, se pudo comprobar que en la factura nº 147, de fecha 12 de mayo de 1922, la ley del cobre era realmente del 1,95%.

Por la cantidad de piritas del vapor ITHAKO que la RTCL había declarado pagó la cantidad de 4.152 pesetas en impuestos aduaneros, mientras que según la Ley Arancelaria de la época, debía de pagar la cantidad de 16.608 pesetas, dejando de ingresar, por tanto, la diferencia por 12.456 pesetas.

Muelle embarcadero en Huelva de la RTCL

Las actuaciones inspectoras de Hacienda señalaban que este asunto no era un caso aislado, y todo apuntaba que era una cuestión repetida en todo el periodo. De hecho, un escrito de la compañía desde Huelva dirigido a las Oficinas Centrales, en 3,Lombard Street de Londres, que eran las antiguas oficinas de negocios de la familia Matheson & Co., confirmaba que la ley declarada en la documentación oficial era menor que la ley real del mineral embarcado en el Puerto de Huelva.

En el exhaustivo estudio realizado por Moreno Bolaños, en tan solo 7 envíos de mineral realizados durante 20 días entre los meses de mayo y junio de 1922, se pudo comprobar que la compañía defraudó al fisco la cantidad de 120.447 pesetas.



Al iniciarse la inspección de las pruebas por los documentos presentados, a través de las recién creadas Juntas Administrativas, el abogado de la RTCL, D. Francisco Bergamín García solicitó la absolución del caso por prescripción del delito ya que había pasado más de 2 años, pero no fue admitida dicha petición ya que el artículo 133 del código penal aplicado disponía que el tiempo de prescripción empezaba a contar desde el día en que se hubiere cometido el delito, y si no fuere conocido, como es el caso que nos concierne, desde el día en que se descubra y empiece su investigación.

Mientras la Junta actuaba, la compañía acusó a Pilkington de robo de documentos sustraído de las Oficinas de Huelva, por lo que quedó detenido en los Juzgados de Valverde del Camino en espera de juicio. Finalmente, a petición de Primo de Rivera, se le retiró la denuncia y a finales de noviembre pudo salir a la calle.

El juez instructor del Caso Pilkington envió al apoderado de la compañía, José Sánchez Mora, una batería de hasta 14 preguntas para que hiciese una declaración en relación con el Sr. Pilkington , cómo fue la causa del cese de sus servicios, las razones que le llevó a realizar esta denuncia, los antecedentes del hecho denunciado, etc.

En la primera Junta Administrativa celebrada el 18 de agosto de 1928, se solicitaba la presencia, entre otros, de los siguientes empleados de la compañía:

Walter J. Browning. El representante de la RTCL alegó que el Sr. Browning ya no era Director General de la empresa, sino que vivía en Sevilla y era director de la sociedad La Isla del Guadalquivir, dedicada a la producción de arroz en las marismas del bajo Guadalquivir.


Walter James Browning

Gordon Douglas, ex subdirector y persona de confianza de Walter Browning y en ese momento personal jubilado.

Gordon Douglas

Paul Sidney Couldrey, Manager Director, que sustituyó a Browning en 1927, un año antes de la denuncia de Pilkington.

 

Paul S.Couldrey 

Tras las intensas investigaciones realizadas por el Juez instructor del caso, a través de las Juntas Administrativas, en noviembre de 1928 el Ministerio de Hacienda notificó a la Rio Tinto Company Limited la liquidación del fraude en las aduanas desde 1922 hasta 1925, elevándose a la nada despreciable cifra de 8.801.703 pesetas, teniendo que pagar definitivamente unas tasas de 3,41 pts/tm, mucho más que las calculadas por la RTCL inicialmente de 1,73 pts/tm:


Lo que supone al cambio de 1928 por 30,08 pts/£, una cantidad aproximada a pagar de 300.000 libras esterlinas.

 

Pero a esta cantidad que tendría que pagar la compañía minera, había que incrementarla con más de un millón de pesetas, ya que los honorarios presentados por el abogado de la compañía, el Sr. Francisco Bergamín García, ascendían a 500.000 pesetas y las retribuciones a otros expertos y vocales que habían trabajado en representación de la compañía se elevaban a 575.000 pesetas.

Geddes maniobró para impedir el hundimiento de las acciones en Bolsa, Rio Tinto era uno de los valores más especulativos de la Bolsa de París, donde se movía la mayor parte de sus acciones a través de la familia Rothschild, y emitió una nota de prensa en la que no se hacía responsable de las actuaciones de la anterior dirección. Pero cometió el error de reconocer el fraude y justificó los sobornos a los funcionarios de aduanas en virtud del decreto de 1923. 

10 acciones ordinarias de la RTCL de 5 £ cada una, escrita en inglés y en francés, con un Capital Social de 3.250.000 £. 

Todo este complejo proceso de investigación se intentó resolver en un principio de manera amistosa cuando el presidente de la compañía Sir Aukland Geddes se reunió el 6 de diciembre de 1928 con el presidente del gobierno Miguel Primo de Rivera, llegando a un acuerdo del pleito tras la sanción impuesta.

En esa reunión de Madrid, una de las propuestas que le hizo el presidente del gobierno el general Primo de Rivera al presidente Geddes , fue una invitación para que la Compañía de Rio Tinto participara en la Exposición Iberoamericana de Sevilla que se iba a celebrar al año siguiente, en 1929. Geddes aceptó la propuesta y de manera inmediata, el arquitecto de la compañía y creador de la configuración del nuevo pueblo de Riotinto, Alan Brace, se puso a trabajar en el diseño del pabellón que iba a presentar la compañía.

Esta reunión entre presidentes mantenida en Madrid en 1928, finalizó con la invitación del representante de la RTCL para que el General Primo de Rivera visitara las Minas de Rio Tinto al año siguiente. Y así lo hizo cuando el 21 de abril de 1929 Primo de Rivera viniera hasta Huelva para inaugurar el monumento a Colón donado a Huelva por la escultora norteamericana Miss Whitney y posteriormente se acercara al complejo minero de Rio Tinto.

Visita de Primo de Rivera a las Minas de Rio Tinto

La Rio Tinto Company Ltd tras reconocer los cargos imputados y el fraude continuo que estaba cometiendo con la falsificación de las leyes de mineral, pensó que todo este procedimiento judicial le estaba perjudicando en su imagen y en su intachable trayectoria, por lo que no dudaron que la mejor salida sería hacer una donación al gobierno español por la suma de otro millón de pesetas.

De esta forma, el periódico Ilustración Financiera editado en Madrid el 14 de noviembre de 1928 publicaba la noticia siguiente:

EL EXPEDIENTE A RÍOTINTO

La Compañía de Riotinto ha donado al Gobierno un millón de pesetas, cuya inversión deja al libre arbitrio de aquel. Motiva esta entrega la satisfacción con que la mencionada entidad ha visto el criterio de rapidez y justicia que la Administración española aplicó en los expedientes contra Riotinto”.

Ilustración Financiera 

Algunas de las partidas para la distribución de esta suma de dinero serían:

  • Al Archivo de Colón, para la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929: 500.000 pesetas
  • Al Colegio de Huérfano y Comedores sociales: 75.000 pesetas
  • Al denunciante Harry Pilkington: 130.000 pesetas. El Sr. Pilkington le había solicitado al gobierno español que le pagara como recompensa por su información el 10% de la cantidad liquidada, pero el Ministerio de Hacienda se lo denegó, ofreciéndole la cantidad de 130.000 ptas, que suponen 4.350 £, equivalente a su sueldo de siete años, y a ponerlo en libertad, detenido por sustraer documentos de la Compañía. Según David Avery, el Sr. Pilkington no recibió ni un céntimo de esta cantidad donada por realizar este acto de civismo público.


Firma Harry Pilkington (Fuente Alfredo Moreno) 

El importe que pagó la Rio Tinto Company Limited ascendió a la increíble suma de 10.876.702 pesetas que, al cambio de 30,08 ptas/£ de 1928, suponían 361.592 libras esterlinas.

 

Pero este proceso se alargó en el tiempo al menos durante dos años más, ya que debido a la política fiscal expansiva del gobierno de Primo de Rivera, con alta inversión del estado en infraestructuras y en temas sociales, bajada de los impuestos, protección a la industria nacional, así como la lucha contra la evasión fiscal, el Ministro de Hacienda, Calvo Sotelo, le exigió a la RTCL 456.000 libras más por una revisión última del impuesto de utilidades y otras 300.000 libras para obras caritativas, todo ello si la compañía quería librarse de una sanción firme por los hechos acaecidos, por lo que el Consejo de Administración no tuvo más remedio que acceder de mala gana.

En total, según el historiador Miguel A. López-Morell, la Compañía de Riotinto debía abonar 1.122.000 libras o lo que es lo mismo 32.900.000 pesetas al cambio, una cantidad imposible incluso para una tesorería como la de Riotinto. El fondo de reserva se agotó y la familia Rothschild se vieron obligados a adelantar 500.000 libras en forma de préstamo. En el Pasivo del balance de la RTCL había una cuenta denominada Emergency Account por 200.000 libras y que se vería incrementada con esta nueva aportación.


El Consejo de Administración de la compañía, después de la donación del millón de pesetas y de la participación con un pabellón en la Exposición de Sevilla, no estaba del todo satisfecho por el momento crítico que pasaba su imagen, no solo por este fraude aduanero sino también por la mala fama adquirida por la crisis social en las huelgas de 1920; por todo ello pensó que sería interesante la filmación de una película sobre sus actividades mineras, sus costumbres, su gente y presentarla en la Exposición Iberoamericana de Sevilla.


La Exposición  comenzó el 9 de mayo de 1929 y uno de los emblemas más significativos fue la construcción de la bella Plaza de España de Sevilla diseñada por el arquitecto Aníbal González. 

Plaza de España, en la actualidad

El pabellón de Riotinto estaba situado en la parcela 62 del sector 3 referido a los pabellones comerciales e industriales en la Avenida de la Raza. Era un pabellón de sencilla arquitectura, con techumbre a 4 aguas y 5 pequeñas ventanas. En el interior se expusieron una maqueta del barrio Reina Victoria de Huelva, una balanza de precisión realizada por los obreros de los talleres en Huelva y lo más importante de todo ello, la exhibición de una película que la compañía había encargado su grabación.


Pabellón de la Compañía de Riotinto en 1929

El encargo de la película-documental lo realizó con la empresa cinematográfica más prestigiosa del momento, Vilaseca y Ledesma, Cinematográficos y Películas, S.A. en el mes de febrero de 1929.       

Vilaseca y Ledesma, era una empresa distribuidora y exhibidora, fundada en 1920 en Madrid por Eduardo Vilaseca Marín y Arturo Ledesma Álvarez y era la productora cinematográfica más importante del momento.

En 1922 Vilaseca y Ledesma abrió su primera sala en la Rambla de Barcelona, el Pathé Cinema que destacaba por su amplia sala de proyecciones con 1.778 butacas; era conocida como La Catedral de la Cinematografía. 

Catedral Cinema 

La película "Riotinto 1929" que ha llegado hasta nuestros días tiene una duración de 58 minutos y 4 segundos. Es un documento inédito de la historia de la minería, de la cuenca minera de Riotinto y de Huelva. Una tipo de minería que no existe actualmente pero en aquel tiempo representaba las mejores tecnologías del momento.

Afortunadamente, esta película sin sonido, casi 100 años después de su filmación ha sido encontrada en los archivos de Riotinto y una vez tratada con un laborioso proceso de documentación, restauración, selección, ordenación y edición ha sido posible exhibirla y presentarla por parte del Director del Archivo Histórico Minero de la Fundación Riotinto, Juan Manuel Pérez a todo el público en general.

Fotograma de la película, "Riotinto 1929" 

En la Exposición Iberoamericana, Huelva también tuvo su pabellón número 70 dedicado a la provincia, haciendo referencia su diseño a los lugares colombinos, con el campanario del edificio, el cual imitaba a la iglesia de San Jorge de Palos de la Frontera.

Pabellón de Huelva 

Volviendo al Fraude Fiscal que la Rio Tinto Company Ltd realizó durante varios años y a las elevadas sanciones impuestas por el gobierno español, poco tiempo después la empresa minera tomó un giro radical en su estrategia económico-financiera.

Este enorme problema fiscal, unido a la proclamación en España de la segunda república en abril de 1931, con soluciones más drásticas para Riotinto como era la expropiación y un control institucional de la compañía, hicieron que el Presidente Geddes y los accionistas principales, la rama francesa de la familia Rothschild, poniendo en evidencia el agotamiento del yacimiento de Riotinto, se interesaran en diversificar sus operaciones e invertir en las minas africanas de Rhodesia (actual Zambia), una zona virgen que comenzaría a llamarse el Cinturón africano del cobre. Estos fueron los comienzos de la expansión internacional a la que se dirigió la Rio Tinto Company Limited, llegando hasta nuestros días la que es la mayor empresa minera del mundo, en su holding empresarial, Rio Tinto Group.


  BIBLIOGRAFÍA                                                                 

·        https://dialogosenlacallesanz.blogspot.com/

·   Fraude fiscal de R.T.C.L. durante la Dictadura de Primo de Rivera Caso Harry Pilkington – 1928 Rio Tinto Company Limited- Alfredo Moreno Bolaños - 2011

·        https://www.youtube.com/watch?v=wKchKRiu_HM-Documental "Riotinto 1929"

·    Not a Queen Victoria´S Birthday. The story of the Rio Tinto mines.Avery, David -Editorial Collins 1974

·    ROTHSCHILD. Una historia de poder e influencia en España - Miguel A.López-Morell-Ed.Marcial Pons 2015

·        Empresa, mercados, mina y mineros – Rio Tinto, 1873-1936 – Carlos Arenas Posadas – Universidad de Huelva – 2000

·      La presencia “inglesa” en Huelva: entre la seducción y el abandono – Agustín Galán - UNIA – 2011 – Los Rothschild en Río Tinto - Miguel A.López-Morell

·        Periódico La Libertad, Madrid 29 de mayo de 1928

·        Diario La Provincia, Huelva 4 de octubre 1928

·        Diario La Provincia, Huelva 7 de noviembre de 1928

·        Revista Semanal Ilustración Financiera, Madrid, 14 de noviembre de 1928

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domingo, 27 de agosto de 2023

ZALAMEA LA VIEJA, LAS MINAS DEL REY SALOMÓN

En agosto de 1556 el clérigo madrileño Diego Delgado le envió carta al rey Felipe II con la relación de minas descubiertas en el término de Zalamea la Vieja y por los restos de una fortificación que existía en lo alto de un cerro y que describían los antiguos habitantes del lugar, lo reconocieron como el Viejo Castillo de Salomón. 

 Cerro Salomón en las Minas de Rio Tinto durante las excavaciones arqueológicas de 1970


"El sapientísimo rey Salomón, que floreció 992 años antes de Jesuchristo, habiendo sus naves venido a España, penetrando sus gentes estas montañas, encontraron las ruinas de Betulia y Escoriales, trabajaron poderosamente en sacar metales, y en lo eminente de la montaña formaron un castillo, que hoy se ven sus cimientos, y se nombra castillo de Salomón, que a la falda del monte nace el rio Ibero (oy río Tinto); y legua y media hacia el Poniente fundaron una ciudad en un monte cercano cuyas aguas eran abundante y saludable llamándola Zalamea,  en honor a Salomea, la hija del sapientísimo Rey Salomón, y que en las mapas generales de España se llama Zalamea del Arzobispo, y que hoy día este pueblo se llama Zalamea la Real".

 

Pintura recreando el Templo de Jerusalén del Rey Salomón

Así escribía Joaquín Ezquerra del Bayo, en sus “Memorias sobre las Minas nacionales de Río-Tintoen 1852 haciéndose eco de una información que había sido encontrada por un albañil en el mes de octubre de 1816, cuando en su labor de recorrer el tejado principal de unas canales maestras que descompusieron las aguas otoñales del salón alto del edificio de las Casas Capitulares de la villa de Zalamea la Real, encontró en el desván una lata con esos papeles y con otros muchos, escondida años antes por el escribano del cabildo para ocultarla de los franceses.


Portada del libro de Joaquín Ezquerra del Bayo en 1852

Ezquerra del Bayo continuaba escribiendo en su famoso libro y en referencia a ese documento decía “…el dicho escrito está extendido en una cuartilla de papel de letra de buena forma y clara, aunque la tinta está sumamente blanca como si fuera su compostura de puro vinagre”. 

El Rey Salomón es una figura bíblica que aparece en el Libro de Reyes, pero también se menciona en la Torá del pueblo judío y en el Corán musulmán. Era el segundo hijo del Rey David, que venció a Goliat, y gobernó durante casi cuatro décadas, del 965-928 a.C., siendo conocido por su sabiduría y sentido de la justicia. Durante su reinado se construyó el primer Templo de Jerusalén ayudado por su primo el Rey Hiram, de la ciudad fenicia de Tiro, con el que comerció intercambiando trigo y aceite por maderas de cedro y piedras de las canteras para la construcción del templo. 

Rey David de joven y Rey Salomón (1280-1290) - Catedral de León

Según Francisco José Martínez, catedrático de Economía Financiera de la Universidad de Huelva y estudioso de estas leyendas, este Rey fue uno de los grandes reyes de la historia. La Biblia narra que el Rey Salomón poseía una gran flota de barcos en el Mar Rojo y cada tres años partían desde sus puertos para entablar relaciones comerciales en todo el Mediterráneo y a su regreso llegaban las embarcaciones cargadas con una gran cantidad de oro y de plata extraídas de unas minas muy lejanas. 

Minas de Tharsis, finales siglo XIX 

Pudiéndose generar una relación entre las escrituras de la Biblia y las minas lejanas de occidente que cuenta la leyenda, en el libro sagrado bíblico se citan hasta 22 veces la palabra Tharsis, de las minas de la Thartesis Bætica, en la faja pirítica de Huelva. El gran redescubridor de estas minas, el ingeniero francés Ernest Deligny recorrió en 1853 la cuenca minera de Huelva, desde Rio Tinto, Tharsis y Calañas hasta Santo Domingo en Portugal y se quedó sorprendido de la inmensidad de los escoriales, lagos interiores e innumerables pozos antiguos abiertos, de una larga e importante explotación fenicia y romana, y es que Deligny no dudaba del origen bíblico del pueblo de Tharsis por lo que decidió reclamar para este pueblo el derecho al nombre histórico bíblico de las minas legendarias de la Thartesis Bætica, del distrito de la Tierra de Tharsis.


Cerro de Cobullos, en Campofrío, visible desde cualquier punto de la Cuenca, al fondo como un punto blanco, la Peña de Arias Montano en Alájar

Por todo ello, las Minas del Rey Salomón pudieran estar situadas en las minas de Tharsis en Alosno o en las cercanas minas de Riotinto, o incluso en la cantera de piedras de jaspe del Cerro de Cobullos en Campofrío (Huelva) en el que existen aún restos de rústicas viviendas agrupadas, un aljibe e indicios de una fortaleza en la cima, similar a un castro ibérico y de donde el humanista y secretario privado de Felipe II, Arias Montano, tras un encargo realizado por el Rey en 1579, extrajo unas piedras de jaspe para la construcción del tabernáculo del retablo mayor del Monasterio del Escorial.

Tabernáculo del Escorial obra de Jacopo da Trezzo, con columnas corintias hechas de marmol y jaspe extraído de Cobullos, diseño que recuerda al Templo de Jerusalén  

Aunque lo narrado del Rey Salomón pudiera ser una Leyenda, a principios del siglo XVII ya se venía contando estas historias, como el escrito del erudito jesuita sevillano Juan de Pineda en 1609 Historia del Rey Salomón y años más tarde en 1634 el libro editado por el Licenciado Rodrigo Caro, consultor del Santo Oficio y Juez de Testamentos, Antigüedades y Principado de la Ilustrísima ciudad de SevillaEn el Índice de cosas que contiene este libro define a Zalamea de esta forma:

"dizen algunos ser fundación de la gente de Salomon"



Libros de Juan de Pineda y de Rodrigo Caro 

Aunque desde el 15 de junio 1592 Zalamea se desmembrara de la dignidad Arzobispal de Sevilla y pasara a incorporarse a la corona real de Felipe II y por tanto pasara a ser llamada como Zalamea la Real, en su Capítulo LXXIX Rodrigo Caro escribe que La villa de Zalamea del Arzobispo está a seis leguas de Aracena en lo fragoso de Sierra Morena. Los moradores de allí tienen tradición (asi lo dizen) que las gentes que el Rey Salomón embiava por oro y plata a aquella tierra, la edificaron, y le llamaron del nombre de Salomón, Salamea. En prueva desto alegan, que un castillo muy antiguo, que cerca de allí esta, desde aquel tiempo, hasta el presente, le llaman el castillo viejo de Salomón, y una de las aldeas, que este lugar tiene, le llama Abiud, y un río no lexos de aquí, Odiel.

Restos de la aldea medieval de Abiud 

Pero el descubridor de los restos del Viejo Castillo de Salomón, en las históricas minas de Riotinto, fue el clérigo Diego Delgado quien enviado por el Rey Felipe II fue a visitar las minas de Zalamea la Vieja en agosto de 1556. Antes, el 16 de enero de ese mismo año el emperador Carlos de Austria había abdicado de los dominios de Castilla, León y Aragón en favor de su hijo Felipe II, que ya era rey de Nápoles, de Sicilia y de Inglaterra, ya que estaba casado con María Tudor; así que esta autorización firmada por el Rey Felipe II pudiera ser uno de los primeros visados que rubricara el joven rey de España en favor de las minas de Zalamea la Vieja



Libro de Rodrigo Caro  escrito en 1634

Esta denominación al término minero como Zalamea la Vieja es la única vez que se ha hecho referencia a este lugar en los escritos de la época y puede tener razón Diego Delgado porque anterior a esa época en la que Zalamea pertenecía al Arzobispado de Sevilla, esta población ya había tenido otros nombres más antiguos y más viejos, como su etimología musulmana Salamya o su origen romano Cotinae ó Callensis Aenanici, que vendría a significar algo así como “lugar en el camino del cobre”; por tanto, no es de descartar la posibilidad que en esa época agrícola y ganadera del siglo XVI, de la época que se elaboraron las Ordenanzas Municipales de Zalamea, pudiera llamarse al término minero de la Zalamea del Arzobispo como Zalamea la Vieja, por los antiguos vestigios mineros romanos y fenicios hallados por Diego Delgado en su búsqueda de descubrir metales que los antiguos labraban y se aprovechaban en su centro de producción hispano, en el famoso Castillo de Salomón

El 24 de abril de 1556, según las Contadurías Generales en su número 3072, doña Juana, gobernadora de los reinos de España, por ausencia de su hermano, el rey Felipe que se encontraba en Flandes, nombró a Francisco de Mendoza y Vargas, segundo hijo de Antonio de Mendoza y Pacheco, Virrey de las provincias de Nueva España y del Perú, comisión en favor de este, para visitar, reconocer y poner en cobro las minas del reino, de Guadalcanal y de Aracena en tierras del término de Sevilla. El salario que se le pagaría a Francisco de Mendoza sería de dos mil ducados anuales.

Antonio de Mendoza, padre de Francisco visitador de las Minas 

En un Informe que Francisco de Mendoza escribe a la Secretaría de Estado según la Correspondencia de Castilla, número 124, apunta que “todas las minas de plata y oro halladas, así en lugares públicos como particulares, son de los Reyes de España por leyes de España y por derecho común… y resulta los Reyes de España, como verdaderos señores de las dichas minas, las pueden mandar labrar y beneficiar, o arrendar”. De esta manera, la gobernadora, comprobada la veracidad de los informes, ordena la incautación y explotación de los yacimientos mineros del reino. 

Haciendo referencia a esa incautación de las minas, Pascual Madoz en su Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar escrito en 1845, describía así a las minas de la demarcación de Zalamea: El término de la villa de Riotinto fue de Zalamea, hasta que el Estado se los apropió a mediados del último siglo contra el derecho, …,  de los vecinos, que la compraron de la corona con su señorío... por la, nada despreciable, cifra de 15 millones de maravedíes y otorgada en 1592 por Felipe II a través de Carta de Privilegio haciéndola Villa de sí y sobre sí pasando a llamarse Zalamea la Real.

Libro de los Privilegios de Zalamea la Real de 1592 

A finales del mes de julio de 1556 el clérigo madrileño Diego Delgado junto con Pero de Aguilar, de Castronuño en Valladolid, se desplazaron al término de Zalamea la vieja y se “recogieron” en unas casas de Nuestra Señora de Riotinto (Aldea de Rio-Tinto, actualmente Nerva), para ver y mirar las grandes labores, edificios, cuevas y pozos antiguamente labrados.

Entraron en la cueva del Salitre, (después llamada Cueva del Tabaco) que según cuenta es tan alta como una iglesia. Vieron los inmensos escoriales, que parecían montañas y cerros, ocupando una superficie de 8 leguas de largo (unos 35 km). En otra cueva que visitaron salía de ella un río que llaman Riotinto, era la Cueva del Lago (desaparecida en el siglo XIX a causa de los trabajos mineros) y según escribe Diego Delgado se llama así porque nace por veneros de caparrosa, que por otras partes se dice aceche, lo que sirve para tinta". Continúa contando que “…durante el mes de agosto todos los concejos por donde pasa el río están obligados a enviar una cuadrilla de mozas é mozos a recoger este aceche para pagar al arzobispo de Sevilla ciertos tributos, no pudiendo coger en otro tiempo, porque es del arzobispo, sopena de graves penas”. En las Ordenanzas Municipales deZalamea de 1535, documento de excepcional valor, ya se recogía esta actividad como medida y control de los recursos naturales de Zalamea la Vieja. 

Cueva del Tabaco en 1878 

Diego Delgado continúa informando al rey que en este río no se cría género de pescado ni cosa viva, ni la gente la beben, ni las alimañas. Además tiene la propiedad que cualquier persona que tiene en el cuerpo cosa viva, como beba de ella, lo echa del cuerpo y lo mata y si tuviese mal de ojos, como se lavase con esta agua, luego sanaría. Estas ideas han trascendidos hasta nuestros días, sabiendo todos los del lugar que son aguas muy contaminadas con alto índice de metales pesados.

El río, también tiene otra propiedad, continúa escribiendo en su carta, que si le echan un hierro en el agua, en pocos días se consume. Esta actividad se sigue utilizando en la minería actualmente conocida como lixiviación para extraer Cáscara de Cobre.

También dice “en todo este río no se halla arena en él, ni cosa suelta, porque todas las piedras que hay, están presas y pegadas unas a otras; y si echan de fuera una piedra, a pocos días está pegada al suelo y con las otras”. Esto es otra de las cosas que hoy también podemos observar en todo el recorrido del Río Tinto, la fusión de todas las piedras de río, pareciendo que están soldadas las unas con las otras.

El río Tinto 

Tras realizar la visita a estas tierras desde finales del mes de julio hasta el 15 de agosto del año de 1556 Diego Delgado escribía la siguiente carta a Felipe II:

“Andando buscando donde los antiguos tuvieron sus afinaciones de sus fundiciones hallamos en un cerro en lo más alto una señal de edificio. Allí mandamos a cavar y a más de un estado hallase cierto plomo por donde conocimos que pues los antiguos tenían y trataban en plomos, que su fin era aprovecharse en plata”. La gente antigua del lugar le decía al clérigo, que España le daba a los romanos ciertos talentos de plata y de oro como pago de sus tributos.

El ingeniero del cuerpo de Minas del Estado, Ramón Rúa Figueroa, a lo largo de muchos años de trabajo en las minas, recopiló gran información nunca publicadas hasta la época sobre las Minas de Rio-Tinto, y en 1859 hacía referencia a este edificio, diciendo que entre los cerros que rodea a las minas distínguense por su altura el de Salomón, el Cerro Colorado (llamado Cabezo de los hornos), y San Dionisio; por tanto Diego Delgado debe de referirse a estas ruinas antiguas existentes como el Castillo de Salomón, situado en el cerro de su mismo nombre, y en el que se encontró un depósito provisional de los productos metalúrgicos al que se accedía por un camino desde el Cerro Colorado o el Cerro Retamar.

Perfil del distrito minero. Del libro "On the geology of the Rio-Tinto Mines" en 1885.

Pero la historia del clérigo Diego Delgado es un tanto curiosa. Rúa Figueroa lo cataloga como un verdadero zahorí; el propio Delgado le escribe cartas directamente al rey Felipe II para que se interesara por la explotación de las minas de Zalamea la Vieja y le hagan mercedes porque es clérigo y no tiene un maravedí de renta. Lo que quería el clérigo era un reconocimiento del Consejo de Hacienda, similar a la gratitud que se hizo con Colón en las Indias, por el gran descubrimiento de las minas de Zalamea la Vieja, así como otras venas y metales; el clérigo incluso le envió una carta con unos gramos de plata para que el rey reparara en la importancia de estas minas antiguas.

En la rúbrica de las cartas que Delgado enviaba al rey, siempre terminaba con la firma de la manera siguiente: 

De V.C.R.M. (Vuestros Clérigos Regulares Menores) menor capellán y criado que sus Reales pies y manos besa – Diego Delgado.

Desde finales de 1556 hasta febrero de 1557, el eclesiástico madrileño había enviado hasta 5 cartas al rey Felipe II solicitando el interés del monarca para darle valor y aprovechamiento a estas minas, aunque sin obtener repuesta positiva a ninguna de sus peticiones.

En el sexto y último mensaje enviado,  el ingeniero  Ramón Rúa Figueroa lo describe de esta manera en su libro citado: 

La última misiva que sobre las venas de Zalamea la Vieja dirigió su cronista al fundador del Escorial fue en 10 de junio de 1557. Acompañabanla tres botones de plata encarcelados (cada uno de una mina diferente) en una pasta de cera encarnada semejante a lacre y de uno de los cuales hacía Delgado la explicación siguiente: "Este grano pesa tres granos y medio; es de la vena de Zalamea; no tiene plomo, corresponde a marco y medio; hay muy gran cantidad de metal; de aquí solían los antiguos sacar gran provecho y se pagaban los tributos que España solía pagar a los romanos". 

La gran cantidad de oro y plata encontrada en los inmensos escoriales romanos por Diego Delgado quedó verificada por el genial trabajo de cubicación y análisis realizado por la Rio Tinto Company Limited entre 1924 y 1925 estando de director W.J.Browning, obteniendo como resultado que había esparcido por todo el territorio minero más de 16 millones de toneladas de escorias (como dato de referencia, la gran pirámide de Keops, pesa en torno a 5 millones de toneladas).

Pero la carta que Delgado dirigió al rey, volvió a no tener respuesta para el presbítero. La imposibilidad, la indiferencia o el desprecio que el Consejo de Hacienda del rey hacía de las misivas recibidas del desgraciado clérigo y el silencio del mismo monarca, le obligaron a abandonar las minas de Guadalcanal en donde estuvo esperando infructuosamente las resoluciones superiores. Cansado por todos los viajes realizados y consumido por su amargura, días más tarde se marchó a Valladolid, donde estaba la residencia de la corte, para activar su intento y sus pretensiones, y sin poder lograrlo Diego Delgado falleció  en agosto de ese año de 1557, un año después de haber comenzado sus andaduras por estas tierras mineras.

Pocos días después el Rey, meticuloso y desconfiado, procedió a interesarse por este asunto de unas minas antiguas en el término de Zalamea la Vieja, en el Reino de Sevilla, pero enterado de la pérdida del capellán Delgado, sobre el membrete de la última carta-suplicatoria que recibió, Felipe II escribió estas palabras: 

Este es muerto. 

Esto se podrá enviar a D. Francisco para que lo vea y  avise si es así lo de estas minas como dice. 

Un año más tarde volvió D. Francisco de Mendoza a Guadalcanal y recorrió de nuevo los términos de Zalamea, Aracena y Galaroza; pero las sombras del olvido cubrieron otra vez a las Minas de Rio-Tinto. 

La fuerte tasa que suponían en esa época el pago del “quinto real” y el descubrimiento de minas en los virreinatos de Nueva España y Nueva Granada donde la mano de obra resultaba más económica impidieron la reanudación de los trabajos en los riquísimos criaderos onubenses.

No fue hasta 1725 cuando el sueco Liberto Wolters solicitó al Rey Felipe V la concesión para la explotación de las minas, creando una empresa que sería una de las primeras sociedades de España denominada COMPAÑÍA DE LAS MINAS DE RIO TINTO Y ARACENA.

Manifiesto de Lieberto Wolters para captación de socios en su nueva empresa

En 1785 el párroco de Zalamea Dn. Joseph Phelipe Serrano escribía, en su respuesta para elaborar el Mapa Cartográfico de la geografía de España, que “…el principio de las Reales Minas de Riotinto es antiquísimo como también el Castillo Viejo o de Salomón, fabricados en lo antiguo; y en otros montes altos cercanos se registran las ruinas de otros Castillejos o Garitas. El Oro, Plata y metales se sacó en el tiempo del Rey de Israel y Judá y después en el tiempo de los Romanos… demostrando una antigüedad muy remota de estas Minas”.

Mapa del territorio de la villa de Campofrío y las Ventas en 1795 

Pero la historia novelada nos ha llevado a confusión. A finales del siglo XIX los exploradores ingleses fueron descubriendo las antiguas civilizaciones en todo el mundo, como el Valle de los Reyes de Egipto en el continente africano o el Imperio Asirio en Oriente Medio.

En cambio, el interior de África seguía estando en gran parte inexplorado y desconocido, de tal manera que la primera novela de aventuras africanas escrita en inglés cautivó la imaginación del público y el interés por conocer el gran continente. En 1885 el escritor londinense Henry Rider Haggard, que conocía muy bien África ya que había viajado por el continente como funcionario del gobierno colonial británico, escribió una de las mejores obras de la época que llevaba por título King Solomon's Mines - Las Minas del Rey Salomón. El libro fue publicado junto con una gran campaña de marketing, con grandes vallas publicitarias y espectaculares carteles por toda la ciudad de Londres que anunciaban «el libro más asombroso jamás escrito», convirtiéndose la obra en un éxito de ventas de manera inmediata.

Portada del libro Las Minas del Rey Salomón 

En su libro, Henry Rider, para darles mas espectacularidad, situaría Las Minas del Rey Salomón en el Reino de Saba, en el llamado Cuerno de África, entre los países de Somalia, Etiopía y Yemen, al sur de la península arábiga. Pero no existe constatación real que pudiera asegurarse que las famosas minas estuvieran situadas en esta zona, al este del continente africano y por tanto al sur de donde pudiera estar ubicado el Gran Templo del Rey Salomón, de Jerusalén. 

Reina de Saba (1290-1295) - Catedral de León 

En excavaciones arqueológicas realizadas en 1962 en las Minas de Rio-Tinto por los profesores Blanco, Luzón y Ruiz encontraron abundantes restos de cerámica prerromana, presencia de un poblado fenicio del siglo VIII a.C., restos de una construcción que debió de ser un lugar de culto debido a los ídolos célticos encontrados e indicios de que la población del Cerro Salomón se había dedicado a la metalurgia y que había poderosas influencias de los pueblos del mediterráneo.

Cinco años más tarde, en 1967, tras el ensanche de las cortas de la explotación minera, la Compañía Española de Minas de Riotinto le conceden a estos arqueólogos el permiso para efectuar nuevas prospecciones arqueológicas. Las conclusiones que resultaron fueron que los muros del poblado se extendían por la totalidad del Cerro Salomón, en una extensión aproximada de un kilómetro y el proceso de fundición del metal no se hacía a escala industrial, sino que se llevaba a cabo por igual en todas las viviendas a una reducida escala doméstica, encontrando en la excavación una gran cantidad de plata en el plomo de la escoria. 

Tras un exhaustivo estudio de las casi 400 piezas encontradas en la excavación, llegaron a la conclusión que las ruinas de lo que llamaban el Viejo Castillo de Salomón no eran otra cosa que ciertos muros de una población almohade asentada sobre los restos de un edificio romano de proporciones regulares, aunque dejaban la reserva de la duda ya que esta idea solo representaba una primera interpretación de los hallazgos y sujeto, por tanto, a revisión. 

Excavaciones arqueológicas en el Cerro Salomón en 1970 

En 1875 después de haber comprado dos años antes un consorcio inglés las Minas de Rio-Tinto al estado español y empezar la construcción del ferrocarril minero que discurría por el río Tinto desde las minas hasta el muelle embarcadero de Huelva, se encontraron con una gran montaña rocosa en el kilómetro 51 de su recorrido y para salvar este accidente morfológico, se construyó el espectacular puente para cruzar el curso del río Tinto y decidieron llamarle Puente Salomón y al túnel excavado por debajo de esta formación rocosa lo nombraron Túnel de Salomón, todo ello en honor al Viejo Castillo de Salomón de Zalamea la Vieja cuyo nombre ha figurado en la larga vida de las milenarias Minas de Riotinto y en la memoria de los antiguos habitantes del lugar, tal y como escribió el clérigo madrileño Diego Delgado tres siglos antes.

Puente Salomón 

Como todos los virtuosos incomprendidos de su época, verdadero zahorí, explorador audaz, y emprendedor renacentista, la gloria de Diego Delgado fue alcanzada años después de su muerte, cuando en todas las crónicas y memorias sobre la historia de las minas de Riotinto se menciona la visita que hizo a estos andurriales mineros a mediados del siglo XVI y su nombre pasaría para los anales a ser tan destacado y célebre como las milenarias minas de Zalamea la Vieja.


 BIBLIOGRAFÍA                                                                 

·      https://dialogosenlacallesanz.blogspot.com/

·    Memorias sobre las Minas Nacionales de Rio-Tinto – Joaquín Ezquerra del Bayo – Imprenta de la viuda de don Antonio Yenes - 1852

·     Ensayo sobre la historia de las Minas de Rio-Tinto - D. Ramón Rúa Figueroa – Imprenta de la viuda de don Antonio Yenes - 1859

·    Zalamea. Del Señorío Jurisdiccional del Arzobispado de Sevilla a la incorporación a la Corona de Felipe II (1579-1592) - José Manuel Vázquez Lazo - Diputación de Huelva – 2021

·      Los Austrias - volumen III – El dueño del mundo – José Luis Corral  - Editorial Planeta - 2022

·      http://turdetaniaonoba.blogspot.com/2013/03/el-clerigo-diego-delgado.html

·      http://zalamealareal-historia.blogia.com/2016/022101-zalamea-romana-ii-.php

·      Excavaciones arqueológicas en el Cerro Salomón - Blanco, Ruiz y Luzón – Universidad de Sevilla - 1970

·      Exploración arqueometalúrgica de Huelva - Blanco y Rothenberg – Editorial Labor – 1981

·     Diccionario geográfico-estadístico de Huelva-1845 – Pascual Madoz

·     El rincón onubense – Manuel Hidalgo Caballero – Diputación de Huelva – 1980

·  Las minas del Rey Salomón – https://www.ivoox.com/podcast-mitos-y-leyendas-de-huelva.html - Francisco José Martínez

·    Fotografías de José María D. Barba y Rafael Pernil

·     Catálogo del Museo Minero de Riotinto - 2006-Varios Autores

·     Wikipedia

·     DMAX - RCM DECOUVERTE-Las 7 pirámides de Egipto 

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