domingo, 11 de febrero de 2024

𝑬𝑳 𝑴𝑬𝑻𝑨𝑳 𝑫𝑬 𝑳𝑶𝑺 𝑴𝑼𝑬𝑹𝑻𝑶𝑺, 𝒍𝒂 𝒎𝒆𝒋𝒐𝒓 𝒏𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂 𝒅𝒆 𝑪𝒐𝒏𝒄𝒉𝒂 𝑬𝒔𝒑𝒊𝒏𝒂

La escritora santanderina, Concha Espina, llegó a Riotinto sobre 1916 para conocer en primera persona los sucesos ocurridos en 1888, conocido el Año de los Tiros, y la Huelga de 1913, y escribió EL METAL DE LOS MUERTOS en 1920.

Cuando llegó a Nerva, con su pamela y su ropa moderna, los mineros la confundieron con la famosa cupletera de la época Amalia Molina.

 


Félix Lunar narra la llegada de Concha Espina a Nerva:

  “Un día se me presenta en mi oficina un joven que se identifica como hijo de Concha Espina, celebrada escritora, novelista consagrada, venía a estudiar el caso de Riotinto, de la clase trabajadora. Madre e hijo venían recomendados a mí por Egocheaga”.

 

Días más tarde, Concha Espina bajaría a la contramina, pudiendo comprobar por ella misma el trabajo sacrificado de los mineros de Riotinto .

 


El éxito de EL METAL DE LOS MUERTOS sirvió para confirmar la mala fama que la Rio Tinto Company, Ltd había adquirido a causa de las huelgas en aquellos años.
 

 BIBLIOGRAFÍA                                                                 

·        https://dialogosenlacallesanz.blogspot.com/

·      Biblioteca Nacional de España

·      "A Cielo Abierto" - Félix Lunar - 1956 - Editorial Huebra


sábado, 20 de enero de 2024

136 ANIVERSARIO DEL AÑO DE LOS TIROS - 4 de febrero de 1888 - 4 de febrero de 2024

 … las gasta buenas la Compañía!!

ᑕᗩᑭITᑌLO 1 – LOS VENCIDOS - 1910

 El periodista socio político Manuel Ciges Aparicio (Valencia, 1873) se traslada hasta las minas de Rio Tinto para escribir sobre el hundimiento del pueblo de Riotinto en enero de 1908. 


Antiguo pueblo de Riotinto sobre 1883

"A falta de mejor refugio, el curioso viajero tiene que acogerse al Círculo, donde los camareros dormitan. Frente a frente están las calles derribadas; más allá, los hombres trabajan como pigmeos en las tareas de la «corta». En medio de tanto ruido, el Círculo retiembla levemente. Luego aumenta la trepidación, y de la ventana próxima caen sobre mí granos de cal y de arena. ¿Estaré seguro? En el pasado desastre, al Círculo también le tocó lo suyo, y ahora contemplo con recelo la gran grieta que baja por la ventana dividiendo el edificio en dos mitades.

- ¿Por qué retiembla tanto la casa?-pregunto a un camarero que despierta.

- No sé. Quizás barrenos de la contramina.

- La casa ha debido de retemblar tanto, que un temblor más no la derribará; pero la prudencia me ordena salir pronto... ¿Adónde voy?... Lo único que a estas horas puede distraerme son los trabajos de la «corta». Aun a riesgo de que los guardas me expulsen por tercera vez, recorro las calles que desplomó el hundimiento.



Calle Sanz. La mina devora al pueblo. 1908 aprox.

- Allá, al término, junto a la ancha sima abierta para hurtar a la tierra su cobre codiciado, quedan los tristes restos de una casa, y a su sombra encuentro a un hombre tiznado que fuma contemplando a la gente que en la «corta» trabaja. Es un mecánico que espera a la sombra de las ruinas las averías que ocurran en las locomotoras de aquella sección, para ir a repararlas.

- ¿Me permitirá estar aquí?- le pregunto.

- ¡Por mí... ! Tenga cuidado con los guardas... ¿Quiere ver los barrenos?          

- ¿Disparan esta tarde?

- Ya no pueden tardar; a las seis.

- ¿Dónde?

- Allí; frente a nosotros.

Durante diez minutos me va explicando hasta dónde llegaba el pueblo años pasados y hasta dónde la montaña que están cortando. Para extraer el mineral fueron derribando casas, y en su lugar ha quedado un gran vacío, la ancha sima que ahora nos separa del monte donde van a disparar los barrenos.

- Por este sitio- me dice indicando un punto de la sima- ocurrió años pasados una cosa muy graciosa... Ahí había una casa habitada por su propietario. La Compañía quiso comprársela, y él no accedió. Le ofreció doble, y nada... El hombre se empeñaba en que le diesen mucho más... ¿Y sabe usted lo que hizo la Compañía?

-Algún disparate.

- Sí, señor; pero que se lo merecía el otro por ambicioso. La Compañía le cercó la casa por doble vía férrea. Los trenes pasaban cada segundo silbando y abriendo las válvulas al confrontar con ella. Entrar o salir era peligrosísimo, y no había hora en que los chiquillos del dueño no corriesen el riesgo de morir aplastados. El hombre se atemorizó, y a los pocos días quiso enajenar la casa por lo que le habían ofrecido. La compañía se hizo la sueca, y siguió lanzando los trenes alrededor del edificio. El pobre señor creía volverse loco entre tantos peligros y ruidos, que no le dejaban dormir. Pidió lo que estrictamente valiese la casa, y la Compañía siguió sorda, y los trenes rodando y rugiendo y amenazando derribarla con el incesante trepidar. ¡Con treinta mil reales tuvo que conformarse! ¿Qué le parece?

- Que las gasta buenas la Compañía.

- Con ella no se puede jugar...

- Los barrenos van a empezar -me dice el mecánico……"

 

 BIBLIOGRAFÍA                                                                 

LAS LUCHAS DE NUESTROS DÍAS – LOS VENCIDOS – 1910 – Manuel Ciges Aparicio


 ᑕᗩᑭITᑌLO 2 – ᑕUENTOS DEL VIEJO ᑕᗩPᗩTᗩZ – 1995

Los hogares nunca perdían el infernal olor a azufre.

Don Minero era el más viejo de todos los mineros que estaban sentados en los bancos de la plaza, de hierro fundido, con las siglas dominante de la empresa explotadora. Tiene muchos años, casi se podría decir que tiene todos los años. Dice que era capataz en Filón Sur, pero nunca pasó de zafrero. Gazapea sobre una descomunal pata de palo, pintada inexplicadamente de colorado. Sobre su desdentada boca le cuelga siempre un gordo cigarrillo mal quemado que lo hace toser hasta el sofoco.


Hubo un tiempo, un largo y penoso tiempo, en el que era prácticamente imposible respirar el aire casi sólido que nos imponían las calcinaciones del mineral.

Don Minero estaba hablando en un tono dolorido. Quiere que su historia sea escuchada atentamente. Hoy cuenta lo que le contó a él su padre en las largas noches de invierno, mientras la lluvia caía insistentemente, y el viento llamaba acuciante a las puertas del barrio de “La Alpargata” donde vivían. Barrio humilde, populoso y jaranero, donde, para mejor disimular la pobreza, se blanqueaban las pequeñas fachadas hasta la exageración y se colgaban latas y tiestos de geranios de los deprimentes ventanucos.

Su padre, minero viejo y silicoso, aprovechaba los pequeños descansos de sus ataques de tos para cumplir con la hermosa tarea de transmitir oralmente el sufrimiento, las luchas, las injusticias y a través de todo ello los logros sociales de Riotinto.

Era una forma inhumana de preparar las piritas calcinándolas al aire libre. La única razón por llamarlo de alguna forma, era el lucro despiadado de la explotación. Y los habitantes del Riotinto perdían la salud, y los campesinos de la comarca perdían sus cosechas ante la pasividad y el consentimiento de las autoridades, que a todos los niveles estaban compradas por el oro esclavizante de los propietarios ingleses.

No se hacía nada para combatir los humos. No se tomaban medidas para reducir los efectos letales de la continua manta destructora, como tampoco se tomaron ni para evitar ni para compensar el hundimiento de parte del pueblo, víctima de la voracidad insaciable de la extranjera compañía explotadora.

Cuando soplaba el viento solano, la extensa y pesada nube de humo la manta, se extendía por el pueblo y por todo el contorno quemando flores, cosechas y pulmones. Había días en los que la manta de humo era tan espesa, sólida, masticable, que no se podía respirar. Entonces, hasta la compañía tuvo que reconocer lo peligroso de la situación, y autorizó a los trabajadores para cuando el sofoco estaba a punto de convertirse en ahogo y en muerte, abandonar los tajos y buscar altura donde el aire permitiera ser respirado.

Las sirenas - el pito- de los distintos departamentos dejaban huir sus lamentos para ordenar la huida solo cuando la manta de humo era amenazante de muerte, y volvía a sonar reclamando la pronta presencia de los obreros apenas la manta iniciaba lentamente tropezando en todos los accidentes del terreno, la marcha hacia otras posiciones condenadas al sacrificio. Por supuesto que la compañía llevaba rigurosamente controlado el tiempo, para descontar de los mezquinos jornales la obligada ausencia del trabajo.

 El Cabezo de las Vacas, el Cerro Salomón, el Cerro Colorado etcétera, se llenaban de obreros y jefes solo unidos por el instinto de supervivencia y el alto de la mesa recogía a las mujeres y niños que subían de la mina huyendo desde las casas o desde las escuelas.

Don Minero hace una pausa, lía sin prisas un cigarro, se lo pone en la boca, lo acomoda a su gusto entre los labios, lo enciende, le da una amplia chupada, y continúa … recuerda muy lejos en su memoria, casi perdido en el mundo de los sueños, como su madre lo sacaba a veces de la cama -la huida había que hacerla en el momento preciso del ataque y este no tenía horas fijas- y lo lanzaba a la calle oscura y angustiada que se iba llenando de fantasmas reales que gritaban mientras corrían en busca de la altura salvadora.

Luego había que esperar a que el lago del espeso humo que ocultaba sepultando al pueblo decidiera retirarse para volver a los hogares que por mucho que se trataran de ventilar nunca perdían el infernal olor a azufre.

Llegó un momento en que ya era imposible resistir más. Los obreros protestaron, los campesinos se unieron a sus protestas y en los pueblos cercanos se organizaban comités para unificar reclamaciones ante las podridas autoridades por las perdidas cosechas y los campos devaluados. Hubo plantes, conatos de huelga... 

Y Don Minero, con los hombros caídos y la mirada baja, hizo un gesto con la mano y se fue alejando, mientras se oía cada vez más difuminado el golpear en las losetas de la plaza su colorada pata de palo.

 

BIBLIOGRAFÍA                                                                 

CUENTOS DEL VIEJO CAPATAZ – 1995 – Juan Delgado López 




domingo, 17 de diciembre de 2023

DE CÓMO LA RIO TINTO COMPANY LTD DEFRAUDÓ A LA HACIENDA PÚBLICA EN 1928

Las autoridades españolas confiaban plenamente en la compañía británica, pero un empleado de la empresa minera denunció el fraude fiscal producido en los envíos de mineral que hacía la compañía desde el muelle embarcadero de Huelva hasta los puertos ingleses.


Vapor Don Hugo durante la carga de Cáscara de Cobre en el muelle de Huelva en 1903 

El Impuesto de Exportación se calculaba según la riqueza del mineral determinada por el análisis de las piritas, y como era difícil de definir con precisión, los empleados de la Compañía habían acordado con los funcionarios locales de Aduanas de Huelva estimar el contenido de cobre.

 

El periódico La Libertad, editado en Madrid el 29 de mayo de 1928 publicaba el siguiente artículo enviado por el Gobierno de Primo de Rivera:

Hace unas semanas se presentó ante la Dirección General de Aduanas, por escrito, con prolija documentación y en forma legal, una denuncia contra la Compañía de Riotinto a la que se imputa importante defraudación en el pago de los derechos de exportación correspondientes a las piritas de cobre que embarcó durante los años de 1922 a 1925.


La denuncia ante Aduanas fue interpuesta por Harry Pilkington, de 51 años de edad, empleado de la compañía desde 1912. Harry ocupaba el puesto de administrativo en el Departamento de Embarques, pero unas desavenencias con su jefe, relacionadas con su ascenso, hizo que presentara su dimisión 7 años más tarde después de entrar en la empresa, en 1919; incluso llegó a solicitar aumentos de sueldo al mismo Presidente de la Compañía, A. Geddes. Se marchó a trabajar a Gibraltar, pero en junio de 1921 es contratado de nuevo por la Rio Tinto Company Ltd en la Oficina Comercial de Huelva, siendo su centro de trabajo el antiguo Hotel Colón, oficinas centrales de la RTCL.

Jardines del interior de la Casa Colón, oficinas centrales de la RTCL

Tras fallecer su esposa, el Sr. Pilkington presenta y se le acepta de nuevo su dimisión en 1927 y en marzo de 1928 se le concede una pensión.

El martes 3 de abril de 1928 fue presentada ante la Dirección General de Aduanas perteneciente al Ministerio de Hacienda, del gobierno de Primo de Rivera, una denuncia por supuestos errores en los análisis de mineral que la propia Compañía de Riotinto practicaba para fijar la ley de las piritas exportadas, en función de la cual se calculaba la tarifa vigente que tenía que pagar por los derechos de exportación, declarando, por tanto, una menor ley en la riqueza de mineral de cobre con el fin de evitar el pago del impuesto aduanero.


Actual edificio de Aduanas en Huelva 

Varios días más tarde empiezan a circular rumores sobre la denuncia interpuesta y el representante de la compañía en Madrid, el capitán Ulick Burh Charles, pudo comprobar que la persona denunciante había sustraído de las oficinas de la compañía y entregado a las autoridades españolas, unos 600 documentos donde figuraban hasta 700 cargamentos aduaneros, detallándose los nombres de los buques de carga, las cantidades de los envíos de mineral y las tasas aduaneras aplicadas a cada uno de ellos, estimándose el importe del fraude en un montante de unos 7 millones de pesetas. 


Capitán Ulick Burh Charles

Ulick B. Charles llegó a visitar hasta dos veces al Ministro de Hacienda, el economista, José Calvo Sotelo para llegar a un acuerdo de manera oficiosa, pero el ministro se negó y decidió seguir por la vía legal.

José Calvo Sotelo

El 14 de mayo de 1928 el Consejo de Administración de la compañía recibe la notificación de la denuncia por parte del gobierno español. Así que el presidente de la RTCL, Sir Aukland Geddes, que ocupaba ese cargo desde 1925, inicia una investigación para aclarar los hechos denunciados que se remontaban desde 1922 hasta 1927.

Sir Aukland Geddes era un personaje con mucho poder. Fue profesor de medicina en varias universidades de Escocia, Irlanda y Canadá. En 1914 durante la primera guerra mundial pasó al ejército y en 1917 el gobierno británico lo nombró Ministro de Comercio. En 1924 era embajador en Washington y la familia Rothschild, que eran los principales accionistas de la RTCL desde 1899, le propuso incorporarse al consejo de administración de la compañía, formado tan solo por 5 miembros. En la primavera de 1925 el que era presidente de la RTCL Alfred Milner muere, por lo que Geddes fue nombrado de inmediato presidente de la compañía minera más poderosa del mundo, pasando a ser el quinto presidente de la historia, cuando llevaba tan solo un año en el Consejo de Administración.

Sir Aukland Geddes

Rio Tinto al igual que otras compañías mineras mantuvo un fuerte combate con el estado para minimizar su alta contribución de impuestos ya que el anterior Ministro de Hacienda, Francisco Cambó, que había acuñado la frase de Gibraltar Económico para referirse a Rio Tinto, aprobó en 1922 un arancel que multiplicaba por diez las tasas de exportación de los productos de la Compañía. Las enérgicas medidas empleadas por la RTCL fueron la negociación para convencer al mismo gobierno de gravar de manera desorbitada las exportaciones de mineral o acudir directamente al fraude fiscal declarando cantidades falsas en las exportaciones, como es el caso de este artículo.

Según el investigador Alfredo Moreno Bolaños, en un interesante estudio realizado sobre este asunto, la explicación que ofreció la compañía sobre la diferencia de tasas pagadas en el periodo inspeccionado por Hacienda, fue que en el primer periodo 1922-1925 con respecto al segundo periodo 1925-1927, era debida a la mezcla de mineral que había que hacer por la baja ley del mineral de la explotación de Corta Lago, que oscilaba entre el 0,90 % y el 1,12% de ley de cobre, pagando entre 1925-1927 más del doble que las tasas pagadas en el periodo anterior.

 

Como se observa en la tabla facilitada por Moreno Bolaños, la diferencia de las tasas pagadas por tonelada varía de 0,80 pts/tm en el primer periodo, hasta 1,73 pts/tm en el segundo periodo, el cual se consideraba como correcto:



Una de las pruebas que presentaba el denunciante Harry Pilkington ante la Dirección General de Aduanas, era la correspondiente al embarque realizado por el barco ITHAKO con destino a Rotterdam, que transportaba una carga de 6.642 toneladas de piritas y una riqueza declarada en cobre entre 1% y 1,49%. A través de las actuaciones pertinentes realizadas, se pudo comprobar que en la factura nº 147, de fecha 12 de mayo de 1922, la ley del cobre era realmente del 1,95%.

Por la cantidad de piritas del vapor ITHAKO que la RTCL había declarado pagó la cantidad de 4.152 pesetas en impuestos aduaneros, mientras que según la Ley Arancelaria de la época, debía de pagar la cantidad de 16.608 pesetas, dejando de ingresar, por tanto, la diferencia por 12.456 pesetas.

Muelle embarcadero en Huelva de la RTCL

Las actuaciones inspectoras de Hacienda señalaban que este asunto no era un caso aislado, y todo apuntaba que era una cuestión repetida en todo el periodo. De hecho, un escrito de la compañía desde Huelva dirigido a las Oficinas Centrales, en 3,Lombard Street de Londres, que eran las antiguas oficinas de negocios de la familia Matheson & Co., confirmaba que la ley declarada en la documentación oficial era menor que la ley real del mineral embarcado en el Puerto de Huelva.

En el exhaustivo estudio realizado por Moreno Bolaños, en tan solo 7 envíos de mineral realizados durante 20 días entre los meses de mayo y junio de 1922, se pudo comprobar que la compañía defraudó al fisco la cantidad de 120.447 pesetas.



Al iniciarse la inspección de las pruebas por los documentos presentados, a través de las recién creadas Juntas Administrativas, el abogado de la RTCL, D. Francisco Bergamín García solicitó la absolución del caso por prescripción del delito ya que había pasado más de 2 años, pero no fue admitida dicha petición ya que el artículo 133 del código penal aplicado disponía que el tiempo de prescripción empezaba a contar desde el día en que se hubiere cometido el delito, y si no fuere conocido, como es el caso que nos concierne, desde el día en que se descubra y empiece su investigación.

Mientras la Junta actuaba, la compañía acusó a Pilkington de robo de documentos sustraído de las Oficinas de Huelva, por lo que quedó detenido en los Juzgados de Valverde del Camino en espera de juicio. Finalmente, a petición de Primo de Rivera, se le retiró la denuncia y a finales de noviembre pudo salir a la calle.

El juez instructor del Caso Pilkington envió al apoderado de la compañía, José Sánchez Mora, una batería de hasta 14 preguntas para que hiciese una declaración en relación con el Sr. Pilkington , cómo fue la causa del cese de sus servicios, las razones que le llevó a realizar esta denuncia, los antecedentes del hecho denunciado, etc.

En la primera Junta Administrativa celebrada el 18 de agosto de 1928, se solicitaba la presencia, entre otros, de los siguientes empleados de la compañía:

Walter J. Browning. El representante de la RTCL alegó que el Sr. Browning ya no era Director General de la empresa, sino que vivía en Sevilla y era director de la sociedad La Isla del Guadalquivir, dedicada a la producción de arroz en las marismas del bajo Guadalquivir.


Walter James Browning

Gordon Douglas, ex subdirector y persona de confianza de Walter Browning y en ese momento personal jubilado.

Gordon Douglas

Paul Sidney Couldrey, Manager Director, que sustituyó a Browning en 1927, un año antes de la denuncia de Pilkington.

 

Paul S.Couldrey 

Tras las intensas investigaciones realizadas por el Juez instructor del caso, a través de las Juntas Administrativas, en noviembre de 1928 el Ministerio de Hacienda notificó a la Rio Tinto Company Limited la liquidación del fraude en las aduanas desde 1922 hasta 1925, elevándose a la nada despreciable cifra de 8.801.703 pesetas, teniendo que pagar definitivamente unas tasas de 3,41 pts/tm, mucho más que las calculadas por la RTCL inicialmente de 1,73 pts/tm:


Lo que supone al cambio de 1928 por 30,08 pts/£, una cantidad aproximada a pagar de 300.000 libras esterlinas.

 

Pero a esta cantidad que tendría que pagar la compañía minera, había que incrementarla con más de un millón de pesetas, ya que los honorarios presentados por el abogado de la compañía, el Sr. Francisco Bergamín García, ascendían a 500.000 pesetas y las retribuciones a otros expertos y vocales que habían trabajado en representación de la compañía se elevaban a 575.000 pesetas.

Geddes maniobró para impedir el hundimiento de las acciones en Bolsa, Rio Tinto era uno de los valores más especulativos de la Bolsa de París, donde se movía la mayor parte de sus acciones a través de la familia Rothschild, y emitió una nota de prensa en la que no se hacía responsable de las actuaciones de la anterior dirección. Pero cometió el error de reconocer el fraude y justificó los sobornos a los funcionarios de aduanas en virtud del decreto de 1923. 

10 acciones ordinarias de la RTCL de 5 £ cada una, escrita en inglés y en francés, con un Capital Social de 3.250.000 £. 

Todo este complejo proceso de investigación se intentó resolver en un principio de manera amistosa cuando el presidente de la compañía Sir Aukland Geddes se reunió el 6 de diciembre de 1928 con el presidente del gobierno Miguel Primo de Rivera, llegando a un acuerdo del pleito tras la sanción impuesta.

En esa reunión de Madrid, una de las propuestas que le hizo el presidente del gobierno el general Primo de Rivera al presidente Geddes , fue una invitación para que la Compañía de Rio Tinto participara en la Exposición Iberoamericana de Sevilla que se iba a celebrar al año siguiente, en 1929. Geddes aceptó la propuesta y de manera inmediata, el arquitecto de la compañía y creador de la configuración del nuevo pueblo de Riotinto, Alan Brace, se puso a trabajar en el diseño del pabellón que iba a presentar la compañía.

Esta reunión entre presidentes mantenida en Madrid en 1928, finalizó con la invitación del representante de la RTCL para que el General Primo de Rivera visitara las Minas de Rio Tinto al año siguiente. Y así lo hizo cuando el 21 de abril de 1929 Primo de Rivera viniera hasta Huelva para inaugurar el monumento a Colón donado a Huelva por la escultora norteamericana Miss Whitney y posteriormente se acercara al complejo minero de Rio Tinto.

Visita de Primo de Rivera a las Minas de Rio Tinto

La Rio Tinto Company Ltd tras reconocer los cargos imputados y el fraude continuo que estaba cometiendo con la falsificación de las leyes de mineral, pensó que todo este procedimiento judicial le estaba perjudicando en su imagen y en su intachable trayectoria, por lo que no dudaron que la mejor salida sería hacer una donación al gobierno español por la suma de otro millón de pesetas.

De esta forma, el periódico Ilustración Financiera editado en Madrid el 14 de noviembre de 1928 publicaba la noticia siguiente:

EL EXPEDIENTE A RÍOTINTO

La Compañía de Riotinto ha donado al Gobierno un millón de pesetas, cuya inversión deja al libre arbitrio de aquel. Motiva esta entrega la satisfacción con que la mencionada entidad ha visto el criterio de rapidez y justicia que la Administración española aplicó en los expedientes contra Riotinto”.

Ilustración Financiera 

Algunas de las partidas para la distribución de esta suma de dinero serían:

  • Al Archivo de Colón, para la Exposición Iberoamericana de Sevilla de 1929: 500.000 pesetas
  • Al Colegio de Huérfano y Comedores sociales: 75.000 pesetas
  • Al denunciante Harry Pilkington: 130.000 pesetas. El Sr. Pilkington le había solicitado al gobierno español que le pagara como recompensa por su información el 10% de la cantidad liquidada, pero el Ministerio de Hacienda se lo denegó, ofreciéndole la cantidad de 130.000 ptas, que suponen 4.350 £, equivalente a su sueldo de siete años, y a ponerlo en libertad, detenido por sustraer documentos de la Compañía. Según David Avery, el Sr. Pilkington no recibió ni un céntimo de esta cantidad donada por realizar este acto de civismo público.


Firma Harry Pilkington (Fuente Alfredo Moreno) 

El importe que pagó la Rio Tinto Company Limited ascendió a la increíble suma de 10.876.702 pesetas que, al cambio de 30,08 ptas/£ de 1928, suponían 361.592 libras esterlinas.

 

Pero este proceso se alargó en el tiempo al menos durante dos años más, ya que debido a la política fiscal expansiva del gobierno de Primo de Rivera, con alta inversión del estado en infraestructuras y en temas sociales, bajada de los impuestos, protección a la industria nacional, así como la lucha contra la evasión fiscal, el Ministro de Hacienda, Calvo Sotelo, le exigió a la RTCL 456.000 libras más por una revisión última del impuesto de utilidades y otras 300.000 libras para obras caritativas, todo ello si la compañía quería librarse de una sanción firme por los hechos acaecidos, por lo que el Consejo de Administración no tuvo más remedio que acceder de mala gana.

En total, según el historiador Miguel A. López-Morell, la Compañía de Riotinto debía abonar 1.122.000 libras o lo que es lo mismo 32.900.000 pesetas al cambio, una cantidad imposible incluso para una tesorería como la de Riotinto. El fondo de reserva se agotó y la familia Rothschild se vieron obligados a adelantar 500.000 libras en forma de préstamo. En el Pasivo del balance de la RTCL había una cuenta denominada Emergency Account por 200.000 libras y que se vería incrementada con esta nueva aportación.


El Consejo de Administración de la compañía, después de la donación del millón de pesetas y de la participación con un pabellón en la Exposición de Sevilla, no estaba del todo satisfecho por el momento crítico que pasaba su imagen, no solo por este fraude aduanero sino también por la mala fama adquirida por la crisis social en las huelgas de 1920; por todo ello pensó que sería interesante la filmación de una película sobre sus actividades mineras, sus costumbres, su gente y presentarla en la Exposición Iberoamericana de Sevilla.


La Exposición  comenzó el 9 de mayo de 1929 y uno de los emblemas más significativos fue la construcción de la bella Plaza de España de Sevilla diseñada por el arquitecto Aníbal González. 

Plaza de España, en la actualidad

El pabellón de Riotinto estaba situado en la parcela 62 del sector 3 referido a los pabellones comerciales e industriales en la Avenida de la Raza. Era un pabellón de sencilla arquitectura, con techumbre a 4 aguas y 5 pequeñas ventanas. En el interior se expusieron una maqueta del barrio Reina Victoria de Huelva, una balanza de precisión realizada por los obreros de los talleres en Huelva y lo más importante de todo ello, la exhibición de una película que la compañía había encargado su grabación.


Pabellón de la Compañía de Riotinto en 1929

El encargo de la película-documental lo realizó con la empresa cinematográfica más prestigiosa del momento, Vilaseca y Ledesma, Cinematográficos y Películas, S.A. en el mes de febrero de 1929.       

Vilaseca y Ledesma, era una empresa distribuidora y exhibidora, fundada en 1920 en Madrid por Eduardo Vilaseca Marín y Arturo Ledesma Álvarez y era la productora cinematográfica más importante del momento.

En 1922 Vilaseca y Ledesma abrió su primera sala en la Rambla de Barcelona, el Pathé Cinema que destacaba por su amplia sala de proyecciones con 1.778 butacas; era conocida como La Catedral de la Cinematografía. 

Catedral Cinema 

La película "Riotinto 1929" que ha llegado hasta nuestros días tiene una duración de 58 minutos y 4 segundos. Es un documento inédito de la historia de la minería, de la cuenca minera de Riotinto y de Huelva. Una tipo de minería que no existe actualmente pero en aquel tiempo representaba las mejores tecnologías del momento.

Afortunadamente, esta película sin sonido, casi 100 años después de su filmación ha sido encontrada en los archivos de Riotinto y una vez tratada con un laborioso proceso de documentación, restauración, selección, ordenación y edición ha sido posible exhibirla y presentarla por parte del Director del Archivo Histórico Minero de la Fundación Riotinto, Juan Manuel Pérez a todo el público en general.

Fotograma de la película, "Riotinto 1929" 

En la Exposición Iberoamericana, Huelva también tuvo su pabellón número 70 dedicado a la provincia, haciendo referencia su diseño a los lugares colombinos, con el campanario del edificio, el cual imitaba a la iglesia de San Jorge de Palos de la Frontera.

Pabellón de Huelva 

Volviendo al Fraude Fiscal que la Rio Tinto Company Ltd realizó durante varios años y a las elevadas sanciones impuestas por el gobierno español, poco tiempo después la empresa minera tomó un giro radical en su estrategia económico-financiera.

Este enorme problema fiscal, unido a la proclamación en España de la segunda república en abril de 1931, con soluciones más drásticas para Riotinto como era la expropiación y un control institucional de la compañía, hicieron que el Presidente Geddes y los accionistas principales, la rama francesa de la familia Rothschild, poniendo en evidencia el agotamiento del yacimiento de Riotinto, se interesaran en diversificar sus operaciones e invertir en las minas africanas de Rhodesia (actual Zambia), una zona virgen que comenzaría a llamarse el Cinturón africano del cobre. Estos fueron los comienzos de la expansión internacional a la que se dirigió la Rio Tinto Company Limited, llegando hasta nuestros días la que es la mayor empresa minera del mundo, en su holding empresarial, Rio Tinto Group.


  BIBLIOGRAFÍA                                                                 

·        https://dialogosenlacallesanz.blogspot.com/

·   Fraude fiscal de R.T.C.L. durante la Dictadura de Primo de Rivera Caso Harry Pilkington – 1928 Rio Tinto Company Limited- Alfredo Moreno Bolaños - 2011

·        https://www.youtube.com/watch?v=wKchKRiu_HM-Documental "Riotinto 1929"

·    Not a Queen Victoria´S Birthday. The story of the Rio Tinto mines.Avery, David -Editorial Collins 1974

·    ROTHSCHILD. Una historia de poder e influencia en España - Miguel A.López-Morell-Ed.Marcial Pons 2015

·        Empresa, mercados, mina y mineros – Rio Tinto, 1873-1936 – Carlos Arenas Posadas – Universidad de Huelva – 2000

·      La presencia “inglesa” en Huelva: entre la seducción y el abandono – Agustín Galán - UNIA – 2011 – Los Rothschild en Río Tinto - Miguel A.López-Morell

·        Periódico La Libertad, Madrid 29 de mayo de 1928

·        Diario La Provincia, Huelva 4 de octubre 1928

·        Diario La Provincia, Huelva 7 de noviembre de 1928

·        Revista Semanal Ilustración Financiera, Madrid, 14 de noviembre de 1928

·        

𝑬𝑳 𝑴𝑬𝑻𝑨𝑳 𝑫𝑬 𝑳𝑶𝑺 𝑴𝑼𝑬𝑹𝑻𝑶𝑺, 𝒍𝒂 𝒎𝒆𝒋𝒐𝒓 𝒏𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂 𝒅𝒆 𝑪𝒐𝒏𝒄𝒉𝒂 𝑬𝒔𝒑𝒊𝒏𝒂

La escritora santanderina, Concha Espina , llegó a Riotinto sobre 1916 para conocer en primera persona los sucesos ocurridos en 1888, conoci...