jueves, 24 de octubre de 2024

ENSAYO SOBRE LA HISTORIA DE LAS MINAS DE RIO-TINTO

ENSAYO SOBRE LA HISTORIA DE LAS MINAS DE RIO-TINTO escrito  en 1859 por Don Ramón Rúa Figueroa, Ingeniero del Cuerpo de Minas del Estado y publicado por la Imprenta de Viuda de Don Antonio Yenes.

Edición facsímil publicado por Ediciones Consulcom 



BIBLIOTECA NACIONAL DE ESPAÑA
https://bdh.bne.es/bnesearch/detalle/bdh0000038784


Con una manera muy peculiar y personal de escribir, Rúa Figueroa (Santiago de Compostela, 1825 - Madrid, 1874) publica el primer libro sobre la historia de las Minas de Rio-Tinto desde épocas remotas, como diría al principio de su obra, hasta años antes de la entrada de los ingleses en la Onuba Aestuaria.

Primera página


Este Ingeniero de minas que trabajó para las Reales Minas de Rio-Tinto y después como asesor para la Rio Tinto Company Ltd en 1873 junto con el primer equipo de trabajadores españoles, recoge en esta magnífica obra dibujos de las primeras monedas romanas encontradas en las galerías, describe el texto completo que narra las andanzas Diego Delgado, enviado por Felipe II a esos andurriales y la llegada en 1725 del redescubridor de las minas, el sueco Lieberto Wolter.


Placa de cobre utilizada por los buceadores de Wolter en Vigo. Está escrita en ruso antiguo con las indicaciones para comunicarse con la superficie

320 páginas, 8 capítulos, 9 documentos anexos y 4 tablas con datos de producción de cobre desde 1737, forma parte de este trabajo de recopilación de noticias históricas y técnicas. Con más de 300 notas a pie de página, cita a una gran cantidad de escritores y pensadores de la historia como Plinio, Tito Livio, Estrabon, las Sagradas Escrituras, Rodrigo Caro y más actuales a su época como Ezquerra del Bayo, Lucas de Aldana, etc.

Una gran obra que hizo suya David Avery para escribir nuevamente la Historia de las Minas de Rio-Tinto, ampliándola hasta 1954, año que pasó a manos españolas a través de la Compañía Española de Minas de Riotinto.



jueves, 5 de septiembre de 2024

EL DESLINDE DE LAS REALES MINAS DE RIO-TINTO DE LA VILLA DE ZALAMEA LA REAL

El término de la villa de Rio-Tinto fue de Zalamea, hasta que el Estado se lo apropió a mediados del último siglo, contra el derecho inconcuso de esta villa, por corresponder el término al común de los vecinos que lo compraron a la corona con su señorío, a principios del siglo XVII.

Diccionario Geográfico-Estadístico de Pascual Madoz publicado en el año 1845.


Antiguo pueblo de Riotinto, visto desde el lado este, sobre 1890


Desde que en 1725 le fuera otorgado a Lieberto Wolters Real Asiento por el Rey Felipe V para explotar las Minas de oro y plata de Guadalcanal, Rio Tinto, Cazalla, Aracena y Galaroza hasta el año 1841, que se produjo la segregación del pueblo de Riotinto de Zalamea la Real, y la constitución de su ayuntamiento, "sucedieron los acontecimientos más importantes de las Minas de Rio-Tinto", tal y como escribiría Ramón Rúa Figueroa, ingeniero del cuerpo de minas del Estado, en su libro "Ensayo sobre la historia de las Minas de Rio-Tinto" impreso en 1859.

 

El sueco Lieberto Wolters Vonsiohiem llegó a España para extraer del fondo de las Rías Bajas, en Vigo, la plata hundida por la flota de barcos llegados de las Indicas Occidentales, la más más rica que jamás había llegado desde América, como consecuencia de la batalla que se produjo entre los barcos de la flota anglo-holandesa y la flota hispano-francesa, conocida como la Batalla de Rande, en Redondela, Vigo.


Flota hundida en el estrecho de Rande. Grabado de la época


Años más tarde, ante el fracaso de encontrar tesoro alguno bajo las aguas gallegas, llegaría a la Aldea de Riotinto, hoy Nerva, sorprendido por la riqueza de sus minas en oro y plata. Wolters solicitó al Rey permiso para la explotación de las minas, pero al poco tiempo de concederle Real Asiento falleció, dejando en herencia a su sobrino Samuel Manuel Tiquet (su madre Ester Wolters Vonsiohielm era hermana de Lieberto) su legado sobre la explotación de las Minas de Rio-Tinto.


Los comienzos de la explotación minera no fueron fáciles para Tiquet, pero desde sus inicios se había registrado un incremento continuo del volumen de cobre fundido, debido a la notable influencia que había tenido la llegada de especialistas en minas y metalurgia alemanes contratados por los suecos. En 1746 le concedieron a Samuel Tiquet la renovación del Asiento de concesión de las minas por otros 30 años más, hasta 1776.

Francisco Thomás Sanz (Huelva Buenas Noticias)

Aunque no está muy claro como apareció en las Minas, en el año 1747 llegó el controvertido Francisco Thomás Sanz a Rio-Tinto, para ofrecerle a Tiquet su escasa fortuna y la cooperación en esta sociedad. El asentista Samuel Tiquet, que había renovado la concesión un año antes, lo admitió en su empresa y en 1753 lo nombró apoderado de las minas. Tal fue la amistad y la confianza dada al llamado Sastre de Valencia, que le decía compadre” y días antes de la muerte de Tiquet, el 11 de septiembre de 1758, firmó Testamento ante el escribano público y de cabildo de la villa de Zalamea la Real, Matías García Maldonado, nombrando a Sanz Administrador, que no Asentista, de las Reales Minas de Cobre Rio-Tinto. Años más tarde el juez conservador Martín Alonso de Bolaños lo denunció por utilizar indebidamente el título de Administrador-Asentista. Contaba la sociedad en esos años con 14 trabajadores.

Durante los años siguientes, el nuevo administrador de las minas llevó a cabo los desmontes necesarios para el beneficio de los minerales y la construcción de los edificios, fábricas, presas, cañerías, carriles y puentes. El primer horno de fundición construido lo llamó Ntra. Señora de los Desamparados o El Chorrito en la zona de Los Llanos.

Con el fin de promover el desarrollo de aquella colonia de trabajadores y evitar las emigraciones de los obreros, Sanz edificó más de 40 casas en la ladera sur del Cerro Salomón, construyó una iglesia con campanario y reloj para 600 fieles, que años más tarde se ampliaría para 900 personas y cinco retablos, el mayor de ellos dedicado a Santa Bárbara; una panadería, fuentes, abrevaderos y fértiles huertas, e incluso se llegó a decir que iba a canalizar hasta la misma plaza de aquel poblado las delicadas e intermitentes aguas de la conocida como Fuente del Mal Año.


Vista general del pueblo conocido como La Mina- Hauser y Menet 1892 

Viendo la necesidad de arbolado que tenía el pueblo que se iba formando para la construcción de nuevas viviendas y para la entibación de túneles de la explotación minera, hizo traer del condado de Niebla una gran cantidad de piñones que sembró en los alrededores de la mina, como el cerro San Dionisio, Mesa de los Pinos, Barranco de Campillo, etc.

Los excesos realizados por la administración de Sanz en la corta de árboles y leña en  términos realengos de la villa de Zalamea la Real, construyendo hornos para las fundiciones y afinaciones, destruyendo los montes de alrededor, haciendo suyo el negocio de las porciones de trigo cedidas a los trabajadores y realizando facultades que no le competían, tuvo sus quejas en el concejo de Zalamea la Real en 1765, denunciando el alcalde y los regidores a la Junta General de Comercio, Monedas y Minas estos abusos. Pero esta acusación no pudo ser demostrada y agenos a la verdad con recursos falsamente fundados para distraer al administrador del cuidado de las minas”, no prosperó, por lo que sancionaron a la villa de Zalamea con una multa de 300 ducados de vellón y el perpetuo silencio en las instancias que han hecho contra el administrador. En esta época trabajaban en las minas unos 400 trabajadores, la mayor parte de ellos eran de Zalamea.

Después del varapalo impuesto a la villa de Zalamea la Real, en octubre de 1775 Juan Domingo de Albizu, procurador representante del concejo de Zalamea, presenta ante el Juez una solicitud sobre la propiedad, uso y disfrute del partido conocido como El Escorial, denunciando además, nuevas quejas sobre el administrador de las minas, sus dependientes y sus criados; de hecho, el yerno de Sanz y tesorero de la empresa, Atanasio Rodríguez, era conocido como “El Satanás de las minas”. El número de empleados de la mina se había incrementado y contaba en ese año con 780 trabajadores.

Aunque en 1776 había caducado el Real Asiento sobre la concesión por las minas dadas a Samuel TiquetFrancisco Thomás Sanz continuó hasta 1783 siendo administrador de las Reales Minas de Cobre Rio-Tinto.

Los enfrentamientos por el dominio del lugar conocido como El Escorial, entre Sanz y la villa de Zalamea la Real se fueron sucediendo durante varios años más. La llamada posteriormente como Dehesa de los Escoriales, donde abundaban las encinas entre grandes extensiones de pasto, era utilizada por los vecinos del lugar desde tiempos remotos para el consumo de su ganado, montaneras, sembrados, arbolado, etc. y recogido su uso y disfrute de estas tierras en las Reales Ordenanzas de Zalamea de 1584.


Primera página de las Ordenanzas de 1535


Según carta firmada el 21 de diciembre de 1785 por el párroco D. Joseph Phelipe Serrano, en su Descripción de la Villa de Zalamea la Real en el Arzobispado de Sevilla, el término y jurisdicción de esta villa tenía las siguientes 31 Aldeas: Villar, Buitrón, Pozuelo, Delgadas, Corralejo, Montesorromero, Pie de la Sierra, Riotinto, el Ventoso, Hermitaños, Traslasierra, Campillo, Marigenta, Membrillo Bajo, Membrillo Alto y otras que están arruinadas: Villar de la Lancha, Aviud, Pedro Simenez, Padre Caro, Duceta, Chamorro, Canos, Alcobazas, Zecimbre, Posadas, Casas Viejas, Buitroncillo, Toril, Navanto, el Puerto y Fuentelimosa.

No fue hasta el 4 de julio de 1790 cuando se aprueba Resolución por la Real Junta de Comercio, Moneda y Minas, con Manuel de Aguirre y Horcasitas como administrador de la compañía minera, para proceder al Deslinde convencional verificado con el mejor acuerdo y armonía del término jurisdiccional de las minas. De esta forma, se pacta por el mismo Aguirre, el contador de las minas Vicente de Letona, los delegados del Ayuntamiento de Zalamea y la dirección del agrimensor Andrés de Cañete, realizar el Amojonamiento y la Demarcación de las Reales Minas de Rio-Tinto y el término de la villa, tomando como linde la distancia de una legua castellana desde el lugar de cada una de las bocas de los principales pozos mineros que había en la explotación. Así se conformaría el actual término minero de Rio-Tinto de 2.331 hectáreas con una configuración semicircular y no buscando para su territorio otros lugares de interés como tierras fértiles, aguas potables o caminos rurales.

 

Estos fueron los puntos geodésicos que señalaron para definir el distrito minero; las letras se corresponden con los puntos señalados en el mapa de 1867:


Revista Minera-Mapa de 1867 

1.- (C) Pie de la Sierra, 93 varas de distancia hasta 2.-Cerca del Barranco, 340 varas hasta 3.- Huerta del Barranco, 180 varas hasta 4.- “Tirando al norte en una ladera de riscos”, 113 varas hasta 5.- A la espalda de la Huerta del Barranco, 324 pisadas hasta 6.- Corral del Cabezo de los Cantos, 896 varas hasta 7.- Suerte del Rejío, 100 varas hasta 8.- Huerta de la Dehesilla, 220 varas hasta 9.- Solana la Parrita, 600 varas hasta 10.- Collado del Chaparral, 400 varas hasta 11.- Solana del Castillejo, 396 varas hasta 12.- (B) Alcornocal de la Baña, 176 varas hasta 13.- Cima del anterior cerro, 656 varas hasta 14.- Sitio del Chirivitilejo, 244 varas hasta 15.- El Repecho, 728 varas hasta 16.- Molino de Canelo, 860 varas hasta 17.- Cerro Malaencina, 335 varas hasta 18.- Collado del Murtoso, 343 varas hasta 19.- (A) Cerro Guigarroso, 140 varas hasta 20.- “En el pecho del anterior cerro”, 596 varas hasta 21.- Vega de la Higuera que baña el arroyo Rejondillo, 2.066 varas hasta 22.- La mitad de dicho arroyo en la pasada de las Ventas, 1567 varas hasta el 23.- Pasada de Campofrío, 444 varas hasta el 24.- Pasada de las Palomas, 1.262 varas hasta el 25.- Terminación del anterior regajo, 320 varas hasta el 26.- Camino de la Aldea de los Ermitaños, 612 varas hasta el 27.- Cerro de la Era, 698 varas hasta el 28.- Las Cruces, 1.472 varas hasta el 29.- Siguiendo los dos arroyos de Barranco del Lobo y de las Cruces, en la Vega del Molinillo, 1.572 varas hasta el 30.- Puente de Rio-Tinto y dicho río por su mitad, 1.280 varas hasta el 31.- Molino del Barranco y una casilla y dividiendo la sierra por su mitad 1.140 varas hasta el primer mojón (C)  Pie de la Sierra.

Pero el administrador de las minas Manuel de Aguirre no estaba del todo convencido de este acuerdo y fundando sus pretensiones en que las Minas le reportaban al Estado una gran riqueza, quiso un año más tarde en 1791, que se constituyera como villa la población de las Minas de Rio-Tinto, ya que contaba por aquella fecha con 120 casas, instándole una carta al Rey Carlos IV y proponiendo el nombre de Villa de San Luis de Rio-Tinto, en honor a la reina consorte María Luisa de Parma, y que fuese de su real agrado y digno obsequio de la regia esposa.

A su vez le escribió carta a la Villa de Zalamea para que le informase sobre las proporciones que hay para pastos, abrevaderos, construcción de casas capitulares, cárcel, ampliación de la población y oficinas públicas. Pero la respuesta del cabildo de Zalamea fue negativa porque no había en las Minas terreno donde pastasen el ganado, con tierras ácidas y montuosas, y donde las únicas aguas disponibles eran las agrias del Rio-Tinto. Añadía, además, que los únicos vecinos que tenía el pueblo eran trabajadores de las minas y era incompatible para ejercer cargos públicos.

Finalmente las aspiraciones de Aguirre quedaron sepultadas en el olvido.

Entrado el siglo XIX con los problemas de la Guerra de la Independencia, las minas continuaban con su decadencia siguiendo paralizadas las labores del establecimiento y en 1821 el Ayuntamiento de Zalamea la Real reclamaba la adhesión de los 70 vecinos que había en las Nacionales Minas de Rio-Tinto, los cuales no pagaban contribución ni entraban en quintas y que el Juez era el mismo administrador de las minas.

 

Minas de Riotinto sobre 1883


En 1825 la población de las Reales Minas de Rio-Tinto realiza el intento de independizarse de nuevo, tomando como nombre el de Amalia de Riotinto, esta vez en honor a la madre del rey, María Amalia de Sajonia, pero su deseo fue inútil.

El 24 de abril de 1829 fueron arrendadas las Minas de Rio-Tinto por una duración de 20 años a Gaspar de Remisa. Aparte de los criaderos de mineral y las fábricas de fundición, los activos principales recibidos fueron 444.000 pinos, 1.700 encinas, 300 chopos y 136 casas incluida la posada y el amasadero.

Gaspar de Remisa 


Finalmente el 3 de mayo del año de 1841 la Diputación de Huelva, creada en 1822, acordó la formación del Ayuntamiento del pueblo de Riotinto, bajo la presidencia provisional del alcalde de Zalamea, resignando el administrador de las minas de su antiguo mando de Juez ordinario en aras de la nueva municipalidad y tomando el pueblo el nombre de Minas de Riotinto.

El nuevo pueblo creado no tenía apenas terreno, ya que las desoladas tierras de alrededor, segregadas en 1790, pertenecían al Estado el cual las arrendaba para explotar las minas. De esta forma, para incrementar la necesidad de recursos naturales, intentara anexionar a su término la villa de Berrocal, la Aldea de Riotinto y El Ventoso; cosa conocida que fue denegada. Muchos años después, en 1919, la aldea de Naya, que había pertenecido a Zalamea la Real, se anexionaba al pueblo de Minas de Riotinto.

A partir de 1873 con la llegada de la Rio Tinto Company Ltd la mina empieza a ampliarse y se necesita más mano de obra y por tanto más viviendas para acoger a los obreros y a sus familias. El pueblo de Minas de Riotinto creado en la falda del Cerro Salomón y al borde de la mina llamada Filón Sur, llegó a alcanzar los 10.671 habitantes, según el censo de población del año 1887

En 1908 la Calle Sanz, antigua calle del Perejil, había prácticamente desaparecido y una fuerte tormenta hizo que la Plaza de la Constitución se partiera por el mismo centro sin causar víctimas. El traslado de la población al nuevo pueblo de Minas de Riotinto que actualmente conocemos empezaba a producirse. La mina devoraba al pueblo y la iglesia que llegó a tener una capacidad para 900 fieles con 5 retablos se derrumbó el 15 de septiembre de 1916 a las 5 y cuarto de la tarde.

Caída de la Torre del antiguo pueblo de Minas de Riotinto 15-9-16 5 1/4 de la tarde

La configuración actual del nuevo pueblo minero la proyectó el arquitecto de la Rio Tinto Company Ltd, Alan Brace en el año 1927, el cual diseñó el Valle con viviendas unifamiliares y edificios singulares como, pescadería, mercado, piscina, escuelas, ayuntamiento, casa de huéspedes, oficinas de dirección, etc. Alan Brace también rehabilitó algunas casas de Bellavista y construyó dos casas pareadas en la estación de Marín.

El recién creado pueblo ya tenía marcada una fuerte identidad y era parte importante de la geografía española. Todo aquel viajero que llegaba a Huelva, no dejaba al margen las minas de Riotinto y su visita al pueblo minero, como Richard Ford (1841), William Ramage Lawson (1890), Rodrigo Amador de los Ríos (1891).


 BIBLIOGRAFÍA                                                                 

·   https://dialogosenlacallesanz.blogspot.com/ 

· Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar – Pascual Madoz – 1845-1850

·  Ensayo sobre la historia de las Minas de Rio-Tinto - D. Ramón Rúa Figueroa – Imprenta de la viuda de don Antonio Yenes – 1859 

·  La provincia de Huelva– Historia de sus villas y ciudades – Zalamea la Real – José Manuel Vázquez Lazo – Diputación de Huelva 2014

· González Vilches, Miguel – “Historia de la arquitectura inglesa en Huelva”– Universidad de Sevilla y Diputación Provincial de Huelva – 2000

·  El Rincón Onubense – Manuel Hidalgo Caballero – Diputación de Huelva – 1980 

· Memoria antigua de romanos, nuevamente descubierta en las Minas de Rio-Tinto – Clásicos de la Arqueología de Huelva Nº 6 – Mª Dolores Fernández-Posse - Fco Javier Sánchez Palencia-Diputación de Huelva – 1993

·   Huelva Buenas Noticias

·   Archivo General de Indias e Instituto de Estudios Vigueses

·   Revista Minera 1870. Tomo 21 


lunes, 29 de julio de 2024

CELEBRACIONES RELIGIOSAS EN RIOTINTO SOBRE 1890

Fiestas religiosas en la Calle Wert, del antiguo pueblo de Riotinto, posiblemente en la última década del siglo XIX. Las celebraciones de la iglesia estaban arropadas por las autoridades civiles y militares del pueblo.

Calle Wert en Riotinto, sobre 1890 (Foto Tomás Atienza) 

En la primera línea observamos diversas personalidades religiosas, junto con el que podría ser el alcalde de Riotinto y un representante de la guardia civil vestido con el uniforme de gala. 

En la segunda línea de la comitiva podría ir el resto de la corporación local que conformaba el ayuntamiento de Riotinto. A continuación, cientos de hombres, de mineros, trajeados con sombrero de paseo se agrupan en la calle. 

🟢 Detrás de estos se encuentra la banda de música, que no podía faltar para darle pomposidad al acto. Finalmente varias personas montan a caballo esperando que el desfile siga su camino.


Plano de pueblo de Riotinto. Museo del pueblo de Riotinto

Ninguna señora o señorita están presente en la celebración, tan solo algunas mocitas han salido a la calle para no perderse estos actos religiosos.

🟠 El edificio de grandes balconadas que está a la derecha de la fotografía era el Hotel Inglaterra. En este hotel se alojaron durante un tiempo parte del destacamento del Regimiento Soria nº 9 que, después del 4 de febrero de 1888, conocido como el Año de los Tiros, estuvieron en Riotinto para asegurar la paz social.



Maqueta del pueblo de Riotinto. Museo del pueblo de Riotinto

A la izquierda se encuentra la Plaza de la Constitución junto al Ayuntamiento, que estaba situado en la parte alta del edificio. Encima de este edificio se ven las dos torres de la iglesia de Santa Bárbara.

🟦 Al final de la calle se puede observar el gran edificio de las oficinas centrales de la Rio Tinto Company Limited.

Así era la vida cotidiana de un pueblo que gracias a estas fotografías lo mantenemos en nuestra memoria.

Foto de Tomás Atienza

lunes, 22 de julio de 2024

RIOTINTO PUEBLO

 RIOTINTO PUEBLO A PRINCIPIOS DEL SIGLO XX


Vista principal de Riotinto pueblo

Bonita imagen tomada posiblemente desde la ladera de Mesa Pinos, actualmente Alto de la Mesa.

El gran edificio del centro de la imagen de ladrillos vistos y cortinas en la segunda planta para proteger del sol andaluz, eran las Oficinas Centrales de la Dirección de la Rio Tinto Company, Ltd.

Riotinto era un pueblo típico andaluz, con calles irregulares, limpias y de piedras, paredes blanqueadas con cal, rejas de hierro forjado en los grandes ventanales y ganchetas en la pared con ropa blanca tendida. Algunas casas tenían 3 pisos de altura. A finales del siglo XIX llegó a tener casi 11.000 habitantes.

Riotinto pueblo 

La iglesia con su magnífico campanario y reloj tenía capacidad para 900 fieles y cinco retablos, el mayor de ellos dedicado a Santa Bárbara. La corta Filón Sur que aparece al fondo de la imagen, va devorando lentamente al pueblo que quedaría sepultado finalmente.


Inicio de la Calle Sanz, antigua calle del Perejil. Riotinto pueblo 

La Calle Sanz o antigua calle del Perejil, debido al Mercado de Abastos que había al finalizar la calle junto a la Corta Filón Sur, era el centro comercial del pueblo. A su lado estaba la Plaza de la Constitución, famosa por la Matanza del 88, conocida de esta manera años más tarde, o el Año de los Tiros ocurrido el sábado 4 de febrero de 1888. Junto a esta plaza estaba el Ayuntamiento. Al inicio de la calle se encontraba el Club de los Ingleses. 

Estas fotografías corresponden al mismo sitio de la calle. Posiblemente cuando el Club Inglés se mudó a Bellavista, la vivienda se vendería y abrieron sus propietarios una tienda de productos demandados en esa época, como cántaros de barro, sillas de enea, mesas de madera, etc.



Miembros del staff de Rio Tinto Company Ltd en la puerta de la sede del Club Inglés en la calle Sanz nº 2, aprox.1890 (Fuente Club inglés de Bellavista. 135 años de historia - 2014) 


Calle Sanz devorada por la mina.


Esta fotografía está tomada posiblemente desde el Hotel Inglaterra, sito en la calle de Wert, al lado de la Plaza de la Constitución , en la primera década del siglo XX. Se puede observar como la mina ha llegado a la mitad de la calle. Los propietarios de las viviendas han acumulado los tablones de madera en mitad de la calle para volverlos a utilizar. A la izquierda de la fotografía se observa en la pared un tendedero con ropa blanca tendida para su secado al sol. La vida cotidiana de Riotinto continuaba paralela al avance diario de la mina.


jueves, 11 de julio de 2024

LA VIVIENDA DEL DOCTOR Mc DONALD DE HUELVA

 PLANOS DE LA VIVIENDA DEL DOCTOR Mc DONALD EN HUELVA.



Los planos fueron diseñados por el arquitecto neoyorkino Alexander H.Morgan en 1911  y dibujados en papel entelado con los colores propuestos para su pintado, el verde para las maderas del porche, ventanas, puertas y balconadas y el marrón para la fachada y el tejado.




Esta vivienda, junto con la de su tío, el doctor William Alexander MacKay fueron construidas en el año 1911 en la zona conocida con las Viñas de San Pedro, en Huelva. Con el paso del tiempo construirían al lado la iglesia de San Sebastián. 


La casa, restaurada de manera acertada hace unos años, cuenta con sótano, planta baja y primer piso.




El Sótano tiene dos Habitaciones para las criadas, un Lavadero, un pequeño cuartillo para un inodoro, una habitación para la Plancha, una Librería y una Bodega de vinos.



La Planta Baja, que el arquitecto la denomina Primer Piso, cuenta con Marquesina, Vestíbulo, Despacho, Cocina con Despensa y Comedor con acceso al Salón, todo ello con grandes ventanales para que entre la estupenda luz del sol. 


En el piso alto, llamado Principal, se encuentran 4 dormitorios, 2 roperos, un baño con lavabo, inodoro y bañera y un balcón para disfrutar de las vistas de la creciente ciudad de Huelva.





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miércoles, 26 de junio de 2024

TÚNEL 5 - CORTA ATALAYA

Túnel 5 en Corta Atalaya, Minas de Riotinto (Huelva). 

Túnel 5 en Corta Atalaya 

Situado en la parte oeste de la mina tenía un gran ventilador para llevar aire limpio a los mineros de contramina. A través de la Corta Atalaya está conectado con el túnel 16 que tiene salida en la Naya. 

Este túnel construido por la Rio Tinto Company Ltd, traspasa todo el establecimiento minero con una longitud de más de 5 kilómetros. Actualmente sirve de desagüe de las aguas ácidas subterráneas procedente de la mina, las cuales desembocan en el Río Tintillo, afluente del Río Odiel

Río Tintillo, con las correntías de aguas procedentes del Túnel 5 


Fotografías José María D. Barba y José Manuel Fdez Pipo

domingo, 11 de febrero de 2024

𝑬𝑳 𝑴𝑬𝑻𝑨𝑳 𝑫𝑬 𝑳𝑶𝑺 𝑴𝑼𝑬𝑹𝑻𝑶𝑺, 𝒍𝒂 𝒎𝒆𝒋𝒐𝒓 𝒏𝒐𝒗𝒆𝒍𝒂 𝒅𝒆 𝑪𝒐𝒏𝒄𝒉𝒂 𝑬𝒔𝒑𝒊𝒏𝒂

La escritora santanderina, Concha Espina, llegó a Riotinto sobre 1916 para conocer en primera persona los sucesos ocurridos en 1888, conocido el Año de los Tiros, y la Huelga de 1913, y escribió EL METAL DE LOS MUERTOS en 1920.

Cuando llegó a Nerva, con su pamela y su ropa moderna, los mineros la confundieron con la famosa cupletera de la época Amalia Molina.

 


Félix Lunar narra la llegada de Concha Espina a Nerva:

  “Un día se me presenta en mi oficina un joven que se identifica como hijo de Concha Espina, celebrada escritora, novelista consagrada, venía a estudiar el caso de Riotinto, de la clase trabajadora. Madre e hijo venían recomendados a mí por Egocheaga”.

 

Días más tarde, Concha Espina bajaría a la contramina, pudiendo comprobar por ella misma el trabajo sacrificado de los mineros de Riotinto .

 


El éxito de EL METAL DE LOS MUERTOS sirvió para confirmar la mala fama que la Rio Tinto Company, Ltd había adquirido a causa de las huelgas en aquellos años.
 

 BIBLIOGRAFÍA                                                                 

·        https://dialogosenlacallesanz.blogspot.com/

·      Biblioteca Nacional de España

·      "A Cielo Abierto" - Félix Lunar - 1956 - Editorial Huebra


sábado, 20 de enero de 2024

136 ANIVERSARIO DEL AÑO DE LOS TIROS - 4 de febrero de 1888 - 4 de febrero de 2024

 … las gasta buenas la Compañía!!

ᑕᗩᑭITᑌLO 1 – LOS VENCIDOS - 1910

 El periodista socio político Manuel Ciges Aparicio (Valencia, 1873) se traslada hasta las minas de Rio Tinto para escribir sobre el hundimiento del pueblo de Riotinto en enero de 1908. 


Antiguo pueblo de Riotinto sobre 1883

"A falta de mejor refugio, el curioso viajero tiene que acogerse al Círculo, donde los camareros dormitan. Frente a frente están las calles derribadas; más allá, los hombres trabajan como pigmeos en las tareas de la «corta». En medio de tanto ruido, el Círculo retiembla levemente. Luego aumenta la trepidación, y de la ventana próxima caen sobre mí granos de cal y de arena. ¿Estaré seguro? En el pasado desastre, al Círculo también le tocó lo suyo, y ahora contemplo con recelo la gran grieta que baja por la ventana dividiendo el edificio en dos mitades.

- ¿Por qué retiembla tanto la casa?-pregunto a un camarero que despierta.

- No sé. Quizás barrenos de la contramina.

- La casa ha debido de retemblar tanto, que un temblor más no la derribará; pero la prudencia me ordena salir pronto... ¿Adónde voy?... Lo único que a estas horas puede distraerme son los trabajos de la «corta». Aun a riesgo de que los guardas me expulsen por tercera vez, recorro las calles que desplomó el hundimiento.



Calle Sanz. La mina devora al pueblo. 1908 aprox.

- Allá, al término, junto a la ancha sima abierta para hurtar a la tierra su cobre codiciado, quedan los tristes restos de una casa, y a su sombra encuentro a un hombre tiznado que fuma contemplando a la gente que en la «corta» trabaja. Es un mecánico que espera a la sombra de las ruinas las averías que ocurran en las locomotoras de aquella sección, para ir a repararlas.

- ¿Me permitirá estar aquí?- le pregunto.

- ¡Por mí... ! Tenga cuidado con los guardas... ¿Quiere ver los barrenos?          

- ¿Disparan esta tarde?

- Ya no pueden tardar; a las seis.

- ¿Dónde?

- Allí; frente a nosotros.

Durante diez minutos me va explicando hasta dónde llegaba el pueblo años pasados y hasta dónde la montaña que están cortando. Para extraer el mineral fueron derribando casas, y en su lugar ha quedado un gran vacío, la ancha sima que ahora nos separa del monte donde van a disparar los barrenos.

- Por este sitio- me dice indicando un punto de la sima- ocurrió años pasados una cosa muy graciosa... Ahí había una casa habitada por su propietario. La Compañía quiso comprársela, y él no accedió. Le ofreció doble, y nada... El hombre se empeñaba en que le diesen mucho más... ¿Y sabe usted lo que hizo la Compañía?

-Algún disparate.

- Sí, señor; pero que se lo merecía el otro por ambicioso. La Compañía le cercó la casa por doble vía férrea. Los trenes pasaban cada segundo silbando y abriendo las válvulas al confrontar con ella. Entrar o salir era peligrosísimo, y no había hora en que los chiquillos del dueño no corriesen el riesgo de morir aplastados. El hombre se atemorizó, y a los pocos días quiso enajenar la casa por lo que le habían ofrecido. La compañía se hizo la sueca, y siguió lanzando los trenes alrededor del edificio. El pobre señor creía volverse loco entre tantos peligros y ruidos, que no le dejaban dormir. Pidió lo que estrictamente valiese la casa, y la Compañía siguió sorda, y los trenes rodando y rugiendo y amenazando derribarla con el incesante trepidar. ¡Con treinta mil reales tuvo que conformarse! ¿Qué le parece?

- Que las gasta buenas la Compañía.

- Con ella no se puede jugar...

- Los barrenos van a empezar -me dice el mecánico……"

 

 BIBLIOGRAFÍA                                                                 

LAS LUCHAS DE NUESTROS DÍAS – LOS VENCIDOS – 1910 – Manuel Ciges Aparicio


 ᑕᗩᑭITᑌLO 2 – ᑕUENTOS DEL VIEJO ᑕᗩPᗩTᗩZ – 1995

Los hogares nunca perdían el infernal olor a azufre.

Don Minero era el más viejo de todos los mineros que estaban sentados en los bancos de la plaza, de hierro fundido, con las siglas dominante de la empresa explotadora. Tiene muchos años, casi se podría decir que tiene todos los años. Dice que era capataz en Filón Sur, pero nunca pasó de zafrero. Gazapea sobre una descomunal pata de palo, pintada inexplicadamente de colorado. Sobre su desdentada boca le cuelga siempre un gordo cigarrillo mal quemado que lo hace toser hasta el sofoco.


Hubo un tiempo, un largo y penoso tiempo, en el que era prácticamente imposible respirar el aire casi sólido que nos imponían las calcinaciones del mineral.

Don Minero estaba hablando en un tono dolorido. Quiere que su historia sea escuchada atentamente. Hoy cuenta lo que le contó a él su padre en las largas noches de invierno, mientras la lluvia caía insistentemente, y el viento llamaba acuciante a las puertas del barrio de “La Alpargata” donde vivían. Barrio humilde, populoso y jaranero, donde, para mejor disimular la pobreza, se blanqueaban las pequeñas fachadas hasta la exageración y se colgaban latas y tiestos de geranios de los deprimentes ventanucos.

Su padre, minero viejo y silicoso, aprovechaba los pequeños descansos de sus ataques de tos para cumplir con la hermosa tarea de transmitir oralmente el sufrimiento, las luchas, las injusticias y a través de todo ello los logros sociales de Riotinto.

Era una forma inhumana de preparar las piritas calcinándolas al aire libre. La única razón por llamarlo de alguna forma, era el lucro despiadado de la explotación. Y los habitantes del Riotinto perdían la salud, y los campesinos de la comarca perdían sus cosechas ante la pasividad y el consentimiento de las autoridades, que a todos los niveles estaban compradas por el oro esclavizante de los propietarios ingleses.

No se hacía nada para combatir los humos. No se tomaban medidas para reducir los efectos letales de la continua manta destructora, como tampoco se tomaron ni para evitar ni para compensar el hundimiento de parte del pueblo, víctima de la voracidad insaciable de la extranjera compañía explotadora.

Cuando soplaba el viento solano, la extensa y pesada nube de humo la manta, se extendía por el pueblo y por todo el contorno quemando flores, cosechas y pulmones. Había días en los que la manta de humo era tan espesa, sólida, masticable, que no se podía respirar. Entonces, hasta la compañía tuvo que reconocer lo peligroso de la situación, y autorizó a los trabajadores para cuando el sofoco estaba a punto de convertirse en ahogo y en muerte, abandonar los tajos y buscar altura donde el aire permitiera ser respirado.

Las sirenas - el pito- de los distintos departamentos dejaban huir sus lamentos para ordenar la huida solo cuando la manta de humo era amenazante de muerte, y volvía a sonar reclamando la pronta presencia de los obreros apenas la manta iniciaba lentamente tropezando en todos los accidentes del terreno, la marcha hacia otras posiciones condenadas al sacrificio. Por supuesto que la compañía llevaba rigurosamente controlado el tiempo, para descontar de los mezquinos jornales la obligada ausencia del trabajo.

 El Cabezo de las Vacas, el Cerro Salomón, el Cerro Colorado etcétera, se llenaban de obreros y jefes solo unidos por el instinto de supervivencia y el alto de la mesa recogía a las mujeres y niños que subían de la mina huyendo desde las casas o desde las escuelas.

Don Minero hace una pausa, lía sin prisas un cigarro, se lo pone en la boca, lo acomoda a su gusto entre los labios, lo enciende, le da una amplia chupada, y continúa … recuerda muy lejos en su memoria, casi perdido en el mundo de los sueños, como su madre lo sacaba a veces de la cama -la huida había que hacerla en el momento preciso del ataque y este no tenía horas fijas- y lo lanzaba a la calle oscura y angustiada que se iba llenando de fantasmas reales que gritaban mientras corrían en busca de la altura salvadora.

Luego había que esperar a que el lago del espeso humo que ocultaba sepultando al pueblo decidiera retirarse para volver a los hogares que por mucho que se trataran de ventilar nunca perdían el infernal olor a azufre.

Llegó un momento en que ya era imposible resistir más. Los obreros protestaron, los campesinos se unieron a sus protestas y en los pueblos cercanos se organizaban comités para unificar reclamaciones ante las podridas autoridades por las perdidas cosechas y los campos devaluados. Hubo plantes, conatos de huelga... 

Y Don Minero, con los hombros caídos y la mirada baja, hizo un gesto con la mano y se fue alejando, mientras se oía cada vez más difuminado el golpear en las losetas de la plaza su colorada pata de palo.

 

BIBLIOGRAFÍA                                                                 

CUENTOS DEL VIEJO CAPATAZ – 1995 – Juan Delgado López 




ENSAYO SOBRE LA HISTORIA DE LAS MINAS DE RIO-TINTO

ENSAYO SOBRE LA HISTORIA DE LAS MINAS DE RIO-TINTO escrito  en 1859 por Don Ramón Rúa Figueroa , Ingeniero del Cuerpo de Minas del Estado y...