lunes, 29 de diciembre de 2025

LA VENTA DE LAS MINAS DE RIO-TINTO

Era una noche fría de febrero de 1873. La ciudad estaba iluminada por unas cuantas lámparas de gas que habían sustituidos años atrás a las antiguas farolas que utilizaban grasa de ballena para producir una llama de luz. Una llovizna muy fina mojaba continuamente el suelo de tierra y la niebla empezaba ya a disiparse de la ciudad.

Un carruaje con dos corceles negros esperaba en la puerta de la céntrica calle londinense del número 3 de Lombard Street, sede de la compañía JARDINE, MATHESON & Co. dedicada al comercio de telas y opio con China e Indonesia.

Decorado de la Casa Consejo en Bellavista-Riotinto 

 

En las oficinas del presidente de la compañía, estaban reunidos varios empresarios y banqueros escoceses, ingleses y alemanes redactando un documento confidencial dirigido al Ministerio de Hacienda del Gobierno de España. Junto al crepitar de las brasas de la chimenea, entre la humareda de puros habanos y las botellas de whisky escocés, empezaron a firmar uno tras otro, con pluma y tinta negra el escrito de aquel papel. Una vez rubricado por todos ellos, se secó la tinta sobrante y quedó sellado y lacrado para no ser abierto por nadie hasta que llegara a su destino. Sin mediar palabras, Hugh Matheson tomó la carta, avanzó hasta una persona que esperaba con calma en uno de los sillones de estilo victoriano y se la entregó a William Macfarlane, empleado de la compañía, que con un gesto misterioso, sabiendo de antemano qué tenía que hacer con el manuscrito, se la guardó en el bolsillo interior de su levita, se abrochó los botones dorados, se ajustó su sombrero de copa y cogió el bastón de paseo.

 

Firmas del interior del libro "Not a Queen Victoria´s Birthday" - David Avery 1974

De repente se abrieron las gruesas puertas de madera de roble del edificio y cuatro fornidos hombres sacaron a cuesta una pesada caja de madera forrada por láminas de latón y cerrada con un gran candado de hierro. La subieron al carruaje que esperaba paciente y la introdujeron en un departamento secreto bajo el suelo de los pasajeros para ocultarla de la vista de cualquier observador inoportuno.

 

En estos momentos empezaba un viaje secreto, cuidadosamente planeado, por el que se iba a proceder a vender por la Hacienda Pública española las afamadas Minas de Rio-Tinto, una operación financiera que cambiaría para siempre la historia económica de España y especialmente de la provincia de Huelva, que la iba a colocar en la vanguardia de todo el país a principios del siglo XX.


Sello de The Rio Tinto Company Limited 

Los dos briosos caballos tiraron con fuerza del carruaje, que empezó a moverse dejando las huellas de sus rodaduras por las mojadas calles de la ciudad, y se dirigió directamente al puerto marítimo de Folkestone, al sur de Inglaterra, para tomar a primera luz del día el vapor y cruzar navegando el estrecho del Canal de la Mancha para alcanzar las costas francesas al mediodía.

 


En la ciudad de Calais se hospedaron en una posada del camino que le ofrecieron una cómoda y limpia habitación y unos guisos caliente de carnes de venado aderezado con ciruelas e higos confitados, estragón, pimienta, mostaza y miel y una botella de vino rojo de Borgoña. Pero aún le quedaban varios días para llegar a París y tomar el tren en la estación de Austerlitz y cruzar Francia hasta las frías montañas de los Pirineos. Al llegar a España los viajeros tomaron de nuevo un carro tirado, unas veces por caballos y otras por bueyes y notaron el cambio en las calzadas, en el hospedaje y en la comida. Como diría Richard Ford, algunos años atrás, un viaje por malos caminos y peores posadas.

 


Tras varios días de viaje y no haberse percatado nadie de la enorme fortuna que contenía aquel cofre, el día 5 de abril de 1873 el carruaje con el cargamento secreto llegó a su destino final, Madrid, a la Tesorería Central del Ministerio de Hacienda de la República española. La caja acorazada contenía 422.680 Libras esterlinas en monedas de oro, que equivalían a más de 10 millones de las antiguas pesetas del siglo XIX, primer pago por la venta de las minas, realmente un tesoro para el peculio nacional.

 

Ministerio de Hacienda Fuente: www.hacienda.gob.es

Pero todo empezó varios años atrás, cuando el 27 de junio de 1870 salía publicada una Ley en La Gaceta de Madrid, antiguo Boletín Oficial del Estado, para proceder a la Venta de las Minas Nacionales de Riotinto, sitas en término de Zalamea la Real, con todos sus edificios, montes y terrenos anejos, hierros, útiles, efectos, caballerías y demás existentes en el Establecimiento de la pertenencia del Estado.




El artículo segundo de la Ley decía que el Estado transfería a perpetuidad el derecho de propiedad que tenía sobre el suelo y el subsuelo, un caso excepcional y único en todo el territorio nacional, ya que vendía no solo las propiedades del establecimiento, sino también todo el terreno que estaba en lo más profundo del suelo minero hasta ……. los confines del centro de la Tierra.

Pero, en un error involuntario del redactor de esa norma, como si no quisiera que eso fuera ejecutado así, transcribió la Ley poniendo suelo y sobresuelo, totalmente lo contrario a lo que quería expresar, quedando como una simple anécdota este hecho, ya que al día siguiente quedó subsanado ese concepto equivocado publicándose de nuevo correctamente en la Gaceta de Madrid.


Contraportada del libro "Not a Queen Victoria´s Birthday" - David Avery 1974

La decisión gubernamental de la venta de las Minas de Riotinto no fue a la ligera. Desde que en 1849 terminara el arrendamiento de las minas al Marqués de Remisa, hubo un largo debate parlamentario entre políticos e ingenieros.

Los parlamentarios llegaron temprano a las Cortes de Madrid para celebrar el último debate sobre la venta de las minas. Las continuas pérdidas económicas y la antigüedad de sus infraestructuras hacían que el estado no estuviera interesado en administrar directamente el establecimiento minero.

Eran tres las opciones que se barajaron para darle una solución a las desfasadas y anticuadas Minas de Riotinto:

·        continuar con el arrendamiento del establecimiento minero,

·    proceder a vender las minas a un grupo financiero comprador que las gestionara de manera independiente y

·     como tercera alternativa explotarlas directamente por el Estado creando un gran centro industrial en Huelva con una fuerte inversión en acondicionamiento de infraestructuras, tal y como pensaban los ingenieros de minas Anciola y Cosssio, John Lee Thomas, Ramón Rúa Figueroa o José Monasterio Correa a través de su publicación Observaciones sobre la venta de las minas de Riotinto”, precursor del polo químico de Huelva creado 100 años después en 1964.

El 15 de marzo de 1870 el Ministro de Hacienda Laureano Figuerola presentó una Ley con carácter de urgencia por la que el Gobierno quedaba facultado para vender en subasta pública las minas de Riotinto, transmitiéndose a perpetuidad el suelo, el subsuelo y los bienes existentes en el término.


La Gaceta de Madrid-Venta de Bienes Nacionales

Para valorar los bienes existentes se nombró a una comisión experta formada por tres ingenieros de minas, un ingeniero de montes y un arquitecto y realizar una tasación de las propiedades lo más acertada posible. La Comisión de valoración precisó los límites de la Mina o Filón Sur en 70 metros de ancho, 787 de longitud y 60 de espesor, con una ley media de cobre del 3% y una extracción de mineral de 500.000 toneladas anualmente.

La tasación de los bienes empezó rápidamente, desplazándose la comisión a las minas de Riotinto con objeto de visitar los criaderos, las labores de explotación y las dependencias del Establecimiento, y el 11 de mayo de 1871 se publicó el Boletín General de Ventas de Bienes Nacionales de manera pormenorizada y exhaustiva. En este Boletín se publicaron la valoración de las 233 teleras de mineral en calcinación, el hierro en los hornos y en los pilones de cementación y canaleos, todas las herramientas en utilización, maderas de pino, naranjo y encina para entibar, y de chopo para los carros, todos los efectos del hospital, utensilios del laboratorio, mobiliario de las oficinas, carruajes, guarniciones y caballerías cada ejemplar con su nombre, color y precio. Los montes y terrenos, huertos y cercados, más de 200 casas, cuarteles, hospital, almacenes, oficinas, fábricas y demás edificios.


Recuento y cubicación de las 233 teleras existentes 

En este Boletín se anunció la Subasta Pública de las Minas de Riotinto a un precio de salida de 103.062.880 pesetas.

Pero esa primera convocatoria de subasta no tuvo éxito por ausencia de licitadores y el 23 de noviembre de 1872 se publicó una segunda subasta con una rebaja en el precio del 10% quedándose en 92.756.592 pesetas. Esta segunda subasta también quedó desierta ya que a los interesados lo que más les preocupaba era la concesión de la línea de ferrocarril y la declaración de utilidad pública.

En consecuencia, el Gobierno fue autorizado por la Ley de Presupuestos de 26 de diciembre de 1872 para realizar la transacción sin las formalidades de la subasta y adjudicar directamente la venta de las Minas de Riotinto.

Conocedores de este asunto dos empresarios alemanes afincados desde hacía unos años en Huelva, William Sundheim y Heninrich Doestsch, se pusieron en contacto con uno de los más conocidos hombres de negocios de Londres, Hugh Mackay Matheson, de origen escocés y ferviente presbiteriano, y le propusieron participar en este negocio. Según el profesor Flores Caballero, Matheson había estado interesado años atrás en adquirir las minas de Riotinto y explotarlas a gran escala.

Hugh Matheson creó un consorcio de financieros internacionales formado por los Sres. William Edward Quentell, Ernest H.Taylor y Heninrich Doestch y apostó en esta tercera subasta por la compra de las minas por 92.800.000 pesetas, es decir, 43.408 pesetas más que el precio de salida. 

Tres días después de proclamarse la I República, el 14 de febrero de 1873, el ministro de Hacienda, José Echegaray, premio Nobel de Literatura en 1904 y creador del Banco de España, firmaría la Venta de las Minas de Rio Tinto a un grupo financiero extranjero.

Al poco tiempo de adjudicarle las minas, iniciaron gestiones para crear y formalizar una empresa y el 29 de marzo de 1873 fue registrada en Londres THE RIO TINTO COMPANY LIMITED en el número 3 de Lombard Street de la capital de Reino Unido. El precio de venta de las minas sería satisfecho en 10 plazos y nueve años. La fianza y el primer importe del plazo fueron entregados en monedas de oro en abril de 1873.

La primera reunión de The Rio Tinto Company Limited se celebró el 23 de Junio de 1873 estando presidida por A. G. Dallas pero 2 semanas después, el 7 de Julio de 1873 fue elegido Presidente de la entidad Hugh Mackay Matheson hasta su muerte en 1898.

CORNHILL y LOMBARD STREET, LONDRES, sobre 1900

La RIO TINTO COMPANY se hizo cargo de una plantilla de trabajadores de unos 900 operarios que pertenecían a la administración pública, contratando también al ingeniero de minas Rúa Figueroa durante unos años hasta su jubilación. Acostumbrados a no tener un control horario, los nuevos jefes ingleses instauraron un sistema de vigilancia más organizado. En 1913 la RTCL llegó a alcanzar los 14.000 trabajadores.

Hugh Mackay Matheson

El primer proyecto que creó la RIO TINTO COMPANY fue la construcción del ferrocarril minero por el margen del Río Tinto y el muelle embarcadero en el la ría del Odiel en Huelva.

El ferrocarril se declaró de utilidad pública construyéndolo en tan solo 25 meses y empezando su construcción por 5 frentes diferentes. Con 84 km de vías, se construyeron 8 puentes, 5 túneles y 12 estaciones con la anchura inglesa de 1,067 m de vía estrecha.

El impresionante Puente Salomón - foto J.María D.Barba

El proyecto del muelle embarcadero de minerales de Huelva situado en la ría del Odiel le fue concedido por el mismo Presidente de la RTCL, Hugh Matheson al ingeniero inglés George Barclay Bruce, ayudado por Thomas Gibson y William Ridley. La longitud total del muelle sería de 1.165 metros de los cuales casi la mitad se encontraba en tierra, en un sector de marismas, y otros tantos, hasta la estación, sobre hormigón y ladrillos. Se estima que hasta el año 1975 que dejó de funcionar habían embarcado más de 150 millones de toneladas de mineral.


Muelle Embarcadero desde las Marismas del Odiel. Foto Joaquín Giraldo Muiño



Matheson no visitaría Huelva y las minas de Riotinto hasta 2 años después de su adquisición para inspeccionar la finalización de estas obras, quedándose impresionado del enorme potencial de las minas y del acogimiento de las autoridades y el personal onubense. Matheson viajaría en más ocasiones a Huelva y a la sierra de Aracena y Picos de Aroche. En una de las cartas enviadas a su esposa cuenta la experiencia que tuvo en el pueblo de Jabugo en 1887, donde se criaban cerdos, castañas, melocotones, manzanas y había una cantera de mármoles. Una mañana cuando salió a dar un paseo, resbaló con las piedras de la calzada y le produjo una distensión en el tobillo, obligándolo a permanecer en reposo durante varios días. En ese tiempo los habitantes del pueblo donde se obtenían los mejores jamones, como llegó a decir, le llevaron unas suculentas natillas y un postre al que llamaban dulce de membrillo.

Como diría el escritor local Cobos Wilkins la COMPANY trajo a las minas la transformación de un nuevo mundo con una desconocida asistencia médica, hospitales, alfabetización, escuelas, desarrollo industrial y económico, una administración disciplinada, empleo asegurado para varias generaciones, grandes infraestructuras con edificios notables, el gusto por las artes, la música, la jardinería, talleres de hermosísimos bordados y hasta el descubrimiento de Punta Umbría para el retiro del calor del verano. Pero también la práctica por el deporte, el futbol, el golf, el criquet y el tenis.

En 1954 la RIO TINTO COMPANY LIMITED llega a un acuerdo con el gobierno español por el que decide deshacerse del yacimiento minero y venderlo a la COMPAÑIA ESPAÑOLA DE MINAS DE RIO TINTO, S.A., un consorcio español formado por el Banco Español de Crédito, Hispanoamericano, Exterior, Central, Bilbao, Vizcaya y Urquijo, en un acto rubricado en una sala del Banco de España, aunque la RTC se quedó con la tercera parte del capital. Tres años después el viceconsulado británico en Huelva también cerró sus puertas.

Durante los 81 años, desde 1873 hasta 1954, que permaneció la RIO TINTO COMPANY LIMITED en las minas estos fueron los 7 presidentes que tuvo la empresa:




estos los 14 Directores Generales que dirigieron la compañía:




Después aparecerían las compañías Unión Explosivos Río Tinto, Río Tinto Patiño y Río Tinto Minera, adquirida por el grupo Freeport McMoran a través de Atlantic Copper  que se centraría finalmente en los procesos de la fundición de mineral en Huelva.

En 1995 las minas pasarían a manos de sus trabajadores creando Minas de Riotinto, S.A.L. y actualmente el establecimiento minero está gestionado y explotado por la empresa del grupo Trafigura,  ATALAYA MINING COPPER, S.A. con una producción en el año 2024 de más de 46.000 toneladas de cobre.

BIBLIOGRAFÍA                                                                 

-         LA VENTA DE LAS MINAS DE RIO TINTO EN 1873 – Manuel Flores Caballero – Diputación de Huelva 1981

-         HUGH M. MATHESON. UN VICTORIANO EN LAS MINAS DE RIO TINTO – Consuelo Domínguez Domínguez – Universidad de Huelva 2019

-         MEMORIALS OF HUGH M. MATHESON – Oswald Dikes – Hodder and Stoughton 1899

-         LA HUELVA BRITANICA – Juan Cobos Wilkins – Andalucía Abierta 2005

-         https://cronocracia.blogspot.com/2010/05/sobre-rio-tinto.html


LA VENTA DE LAS MINAS DE RIO-TINTO

Era una noche fría de febrero de 1873. La ciudad estaba iluminada por unas cuantas lámparas de gas que habían sustituidos años atrás a las a...